Destituyen al viceministro de Cultura Fernando Rojas

Redacción

En un reciente cambio de liderazgo, el Ministerio de Cultura de Cuba anunció la destitución de los viceministros Fernando Rojas y Kenelma Carvajal Pérez el pasado lunes 8 de enero. En su lugar, han sido nombradas Lizette Martínez Luzardo, anteriormente Directora General de Políticas Culturales, y Lillitsy Hernández Oliva, quien presidía el Consejo Nacional de las Artes Escénicas.

La decisión, publicada en las redes sociales del ministerio, se enmarca dentro de una estrategia nacional de renovación gradual en los puestos de dirección a todos los niveles. Este movimiento también refleja la confianza depositada por la Revolución en las generaciones más jóvenes, según se detalla en el comunicado.

El anuncio aclara que Fernando Rojas asumirá un nuevo rol como asesor del Ministro de Cultura, mientras que a Kenelma Carvajal se le asignarán nuevas responsabilidades por parte del Comité Central del Partido.

Este cambio en la dirección se produce tres años después de que la ciudadanía cubana exigiera en redes sociales la renuncia de Rojas, junto con la del ministro de Cultura, Alpidio Alonso. Esta demanda surgió a raíz de la respuesta violenta de funcionarios del ministerio a un grupo de jóvenes que protestaban pacíficamente frente a la sede del Ministerio en La Habana, un evento conocido como 27-N.

Durante esa jornada, tanto Rojas como Alonso se mostraron reacios al diálogo con los manifestantes, intentando incluso desalojarlos del lugar.

Respecto a una de las recién nombradas viceministras, el periodista José Raúl Gallego ha expresado preocupación, señalando que Martínez Luzardo tiene un historial de acciones represivas. Gallego menciona que esta funcionaria estuvo involucrada en la represión contra jóvenes artistas el 27 de enero de 2021, y que incluso participó en un programa de televisión nacional, junto a Alexis Triana, actual presidente del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, y Humberto López, para justificar dicha represión.

Estos cambios en el Ministerio de Cultura de Cuba han generado diversas reacciones en la sociedad, reflejando tanto la esperanza de una renovación como la preocupación por la continuidad de prácticas represivas en el ámbito cultural del país.