El trágico asesinato de Drayan Enrique Cuevas Bueno, un joven de 16 años, ha conmocionado a la comunidad de Santiago de Cuba. El incidente ocurrió durante una fiesta en la Calle Camacho, según informó el periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada a través de Facebook. Drayan, quien residía cerca de la calle 4 de Trocha, se encontraba en una celebración cuando fue atacado por un individuo conocido como Rey, con quien había tenido altercados previos.
El ataque fue brutal y directo. Según los relatos, Drayan recibió una primera puñalada, tras la cual el agresor le espetó una frase desafiante. La situación se agravó con una segunda puñalada, momento en el que Drayan imploró a Rey que se detuviera. Desafortunadamente, sus súplicas no fueron atendidas, y el joven perdió la vida a causa de las heridas infligidas.
La tragedia de Drayan se ve agravada por su contexto familiar. Su madre se encuentra actualmente en prisión, y su padre, según se reporta, falleció en un incidente separado hace algunos años. Este trasfondo añade una capa de tristeza y complejidad al ya doloroso suceso.
La noticia de su muerte ha generado una ola de reacciones en las redes sociales, donde amigos y conocidos expresan su pesar y consternación. Una usuaria, Čåzzū Bøxx Êūrøpêå, expresó su arrepentimiento por no haber aconsejado mejor a Drayan, a quien consideraba un buen amigo. Su comentario refleja el impacto emocional que este suceso ha tenido en aquellos que conocían al joven.
La comunidad ahora exige justicia y pide a las autoridades que actúen con rapidez para encontrar y procesar al responsable de este cruel asesinato. El caso de Drayan Enrique Cuevas Bueno no es solo una estadística más; es un recordatorio de la violencia que puede surgir en entornos donde los jóvenes se encuentran vulnerables y sin el apoyo adecuado. Su muerte ha dejado un vacío en el corazón de su comunidad y plantea serias preguntas sobre la seguridad y el bienestar de los jóvenes en Santiago de Cuba.
