En la vida, a veces, es necesario dejar atrás lo conocido y comenzar de nuevo. Esta es la historia de Sirio Soto, más conocido como “Sirito”, un habanero de El Vedado que, tras una carrera prometedora en la actuación, decidió cambiar radicalmente su trayectoria profesional.
Hijo del renombrado director y productor cubano Sirio Soto, fundador de la televisión en Cuba, Sirito creció en un ambiente rodeado de figuras destacadas del mundo cultural. A pesar de la influencia de su padre, Sirito se forjó su propio camino, estudiando actuación en la Escuela Nacional de Arte y dramaturgia y teatrología en el Instituto Superior de Arte.
Su carrera comenzó en el grupo de teatro Escambray y pronto se abrió paso en la pantalla grande. Su debut en el cine fue con la película “Tiempo de amar” (1983), bajo la dirección de Enrique Pineda Barnet. A lo largo de los años, Sirito participó en diversas producciones, incluyendo series de televisión y teatros en vivo.
Sin embargo, después de su última película en 1997, “Zafiros, locura azul”, Sirito decidió dejar la actuación. En 1998, durante un viaje a Miami para el estreno de esta película, tomó la decisión de no volver a actuar y se trasladó a México para trabajar en TV Azteca. Aunque inicialmente fue contratado para un proyecto que nunca se materializó, pronto encontró su lugar en Televisa, trabajando detrás de cámaras como creativo, guionista y director de escena.
Los primeros años en México fueron desafiantes para Sirito. Se encontró trabajando incansablemente, a menudo durmiendo en el estudio y alejado de su familia. A pesar de estos desafíos, logró establecerse en la industria televisiva mexicana, participando en programas de entretenimiento como “Vida TV”, “Qué tarde tan padre” y “Sabadazo”.
La decisión de Sirito de dejar la actuación no fue fácil, especialmente considerando su éxito y reconocimiento en Cuba. Sin embargo, su historia es un ejemplo de adaptación y reinvención, demostrando que es posible comenzar de nuevo y tener éxito en un campo completamente diferente. Aunque ya no está en el centro de atención, Sirito sigue siendo una figura respetada en el mundo del entretenimiento, trabajando incansablemente detrás de las cámaras para crear contenido que entretiene y deleita a las audiencias.