En el tranquilo Reparto Baluarte, en la calle 279-A, frente al aeropuerto, se encuentra una casa que alberga un pasado impactante. Lo que ahora es conocido como “la casa de Martha” es, en realidad, el hogar de una sección del fuselaje del DC-8 CU-T1200 de Cubana de Aviación, protagonista de un trágico choque aéreo ocurrido el 18 de marzo de 1976.
Las imágenes de esta peculiar vivienda fueron compartidas por AdrLeo-My Aviation Page, un apasionado de la aeronáutica que reveló la conexión entre la casa y el accidente aéreo que marcó la historia de la aviación cubana. La publicación se volvió viral en un grupo dedicado a la información de la Aviación Civil Cubana, donde numerosas personas compartieron sus recuerdos, dando vida a una parte significativa de la historia del país.
Según AdrLeo, el fragmento de avión que ahora forma parte de la casa de Martha es una sección del fuselaje del DC-8 CU-T1200, que colisionó en el aire con el AN-24 CU-T879, también de Cubana de Aviación, en un fatídico suceso que dejó una huella imborrable en la memoria colectiva. Una internauta localizó la ubicación precisa de la vivienda, revelando que se encuentra en el Reparto Baluarte.
Los testimonios de quienes vivieron aquel trágico episodio permiten comprender la magnitud de la tragedia que encierran los restos de la aeronave. Recordando la noche del accidente, algunos relatan cómo el DC-8 logró aterrizar a pesar de las graves afectaciones, mientras que el AN-24 se destruyó por completo, llevándose consigo a su tripulación. Pilotos que, según se dice, se entrenaban para volar a Angola e intervenir en la tristemente célebre contienda.
La historia se complica aún más cuando se revela que los aviones DC-8, rentados a Canadá, protagonizaron eventos terroríficos. El CUT-1200, parte de la actual casa en Cuba, sufrió el siniestro en marzo de 1976. En ese mismo año, el CUT-1201, otro Douglas DC-8, fue el avión objeto de un atentado el 6 de octubre en Barbados, cobrándose la vida de 73 personas y sumiendo al pueblo cubano en luto.
Desde el choque en el aire hasta la transformación de los restos en una parte habitable de la casa de Martha, esta historia demuestra la resiliencia y la capacidad de encontrar la paz en medio de la tragedia. La casa, construida con fragmentos de un pasado doloroso, ahora es testigo silencioso de la historia de Cuba, recordándonos la importancia de preservar y aprender de nuestro pasado, incluso cuando este está encapsulado en los restos de una aeronave.