En un escenario que debería destacar por la hospitalidad y el bienestar de los trabajadores del turismo en Varadero, imágenes recientemente compartidas a través del grupo Cardenenses en Facebook revelan una realidad indignante. Los trabajadores, quienes día a día contribuyen al florecimiento de la industria turística, son sometidos a humillaciones y atropellos por parte de soldados de tropas especiales, marcando una dolorosa contradicción en este destino paradisíaco.
Las impactantes imágenes capturan el momento en que los trabajadores, exhaustos después de una dura jornada laboral, son obligados a descender del ómnibus. Permanecen de pie mientras los militares los registran minuciosamente, buscando cualquier objeto que puedan transportar consigo, incluso sobras de comida destinadas a sus familias.
La brutalidad de esta situación ha provocado una ola de indignación entre los internautas, quienes no han dudado en expresar su repudio ante el trato degradante que reciben los trabajadores del turismo. Uno de los comentarios refleja la persistencia de este problema a lo largo del tiempo: “¡Esto no es nuevo! Hace años existe esta situación y nada, la vida sigue igual, porque simplemente para el de a pie, no hay respeto, no es valorado. El pueblo trabajador es humillado y abusado por los altos mandos de este país”.
Las críticas también se dirigen hacia la falta de justificación para estas acciones. Un internauta cuestiona: “¿Bajo qué delito paran las guaguas de los trabajadores, qué justificante tienen para eso?”. La vergüenza y la impotencia se hacen eco en los comentarios de aquellos que ven cómo los héroes anónimos, que se levantan de madrugada para llevar sustento a sus hogares, son sometidos a un trato degradante.
Este relato doloroso también destaca la persistencia de la falta de respeto hacia los trabajadores. Testimonios personales revelan experiencias pasadas, como el caso de un internauta que compartió: “Eso allí es normal, recuerdo una vez por unas vasijas de merienda vacías, me llevaron para Santa Martha y me trancaron en un calabozo, y al final salimos el amigo y yo con una multa injusta, y de eso hace unos cuantos años y todavía sigue la falta de respeto en el mismo lugar”.