En Cuba, un campesino perdió 30 millones de pesos en un robo en su hogar, un incidente que ha puesto de relieve la desconfianza de los ciudadanos en el sistema bancario del país. Joaquín Alonso Vázquez, ministro presidente del Banco Central de Cuba, utilizó este caso para ilustrar la reticencia de los cubanos a depositar sus ahorros en bancos, prefiriendo en cambio mantener grandes sumas de dinero en sus hogares, expuestos a riesgos como robos.
Vázquez señaló que, si el campesino hubiera depositado su dinero en el banco, no habría sufrido esta pérdida. Destacó que en Cuba hay alrededor de 300 mil millones de pesos en manos de la población que no están siendo depositados en instituciones bancarias. Este dinero, según él, podría ser utilizado como fondo de préstamo para impulsar la economía del país.
Sin embargo, la realidad es que la falta de confianza en el sistema bancario cubano no es infundada. Las políticas gubernamentales recientes han erosionado la fe de los ciudadanos en las instituciones financieras. Estas políticas incluyen restricciones en la extracción de efectivo y dificultades para acceder a los fondos cuando se necesitan. Además, los cambios constantes en la política monetaria han llevado a muchos cubanos a perder una parte significativa de sus ahorros.
Un ejemplo claro de esta situación es el caso de una cubana cuyo padre depositó 2,000 dólares en un banco cubano hace cinco años. Debido a los cambios en la política monetaria y la devaluación de la moneda, esos ahorros se redujeron drásticamente a solo 259 dólares en el presente, sin que se realizara ninguna extracción de la cuenta.
Esta situación se ve agravada por el hecho de que el gobierno impone un límite diario en la cantidad de dinero que los clientes pueden retirar de sus cuentas, lo que desalienta aún más a las personas a confiar en el sistema bancario para guardar sus ahorros. En consecuencia, muchos cubanos prefieren correr el riesgo de guardar su dinero en casa, a pesar de los peligros evidentes, como el robo sufrido por el campesino.