En un reciente evento organizado por la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA) en la provincia de Granma, se llevó a cabo una ceremonia de reconocimiento bastante inusual. Durante este encuentro, dedicado a las mujeres trabajadoras de la institución, se otorgaron premios que consistían en productos agrícolas: plátanos, una calabaza y tres boniatos. Este gesto, aunque aparentemente bienintencionado, ha desatado una ola de reacciones en las redes sociales, oscilando entre la sorpresa y la incredulidad.
La publicación de ETECSA en Facebook, que documentaba el evento, mostraba imágenes de las trabajadoras reunidas en un salón, donde los mencionados productos agrícolas ocupaban un lugar destacado entre los premios. La descripción del post enfatizaba la alegría y el entusiasmo del encuentro, resaltando la participación de empleadas jubiladas que compartieron sus experiencias y conocimientos con las generaciones más jóvenes. La publicación también hacía mención especial a dos trabajadoras, Nidia y Carmencita, quienes fueron reconocidas por sus contribuciones al colectivo.
Sin embargo, la elección de estos premios no pasó desapercibida en las redes sociales, donde los usuarios expresaron su asombro y, en muchos casos, su desaprobación. Comentarios irónicos y sarcásticos no tardaron en aparecer. Ana Hernandez Canelles, por ejemplo, comentó con ironía sobre la magnitud del estímulo recibido por las trabajadoras, mientras que Katya Fuentes Trevin también se unió a la burla, sugiriendo que los premios eran una ganga. Por otro lado, Marianela Roque expresó su opinión de manera más directa, calificando el acto como una falta de respeto.
Este incidente no es el primero de su tipo en Cuba. Se recordó un evento similar en el que un grupo de profesores de la secundaria básica Wilber Galano de Baracoa recibió premios igualmente modestos tras obtener buenos resultados en una visita metodológica. Este hecho también fue objeto de sátira en las redes sociales, donde se crearon varios memes para ridiculizar la situación.
La reacción de Yanciel Acosta Lores en Facebook fue particularmente crítica. Lamentó que los maestros parecieran contentos con estos premios, sin darse cuenta del desprecio con el que eran tratados por el régimen, especialmente en un contexto de escasez de profesores en el país. Su comentario reflejaba una preocupación más profunda sobre cómo se valora y reconoce el trabajo en Cuba, especialmente en sectores clave como la educación y las telecomunicaciones.
Estos eventos, aunque puedan parecer anecdóticos, revelan una realidad más amplia sobre la situación en Cuba. La elección de premios tan básicos y cotidianos para reconocer el trabajo y la dedicación de profesionales indica no solo una desconexión con las expectativas y necesidades de los trabajadores, sino también una falta de recursos y, posiblemente, una falta de apreciación genuina por su labor. En un país donde la economía y la política están estrechamente entrelazadas, actos como estos pueden interpretarse como un reflejo de las prioridades y valores del sistema en su conjunto.