En La Habana, un edificio de 20 pisos destinado originalmente a alojar a artistas, periodistas y líderes del régimen cubano, ha degenerado en un estado deplorable, convirtiéndose en una pesadilla para sus habitantes. Apodado “Fama y Aplausos” en sus días de gloria, el edificio ahora es conocido como “Edificio Infierno” debido a su deterioro y las condiciones de vida insostenibles.
Jorge Rivas, un crítico de arte local, ha expresado su consternación en las redes sociales sobre la situación en el edificio, ubicado en el municipio Cerro. Los residentes enfrentan una serie de desafíos, incluyendo ascensores inoperables, falta de iluminación en los pasillos, suciedad en las áreas comunes y basureros desbordados en los alrededores.
El crítico señaló que el ascensor que aún funcionaba dejó de hacerlo debido a un error técnico, y desde entonces, los residentes, incluidos niños y ancianos, han tenido que subir y bajar por las escaleras. La dirección de Vivienda del municipio Cerro, responsable de la situación, alega no tener recursos financieros para reparar los ascensores ni para asumir otros gastos de mantenimiento.
El deterioro del edificio y la falta de mantenimiento reflejan la crisis económica más amplia que afecta a Cuba, donde la escasez de piezas de repuesto y la crisis generalizada han paralizado la actividad económica y el emprendimiento. Incluso proyectos de sustitución de elevadores, parte de una política de vivienda para mejorar el bienestar de la población, han sido ineficaces.
En 2020, un incidente en el hotel Meliá Habana, donde un ascensor se desprendió, resultó en la muerte de un empleado de Cubana de Aviación, destacando la gravedad de la situación. A pesar de los esfuerzos por reemplazar los ascensores antiguos con nuevos modelos rusos, la empresa UNISA solo logró instalar una fracción de los planeados.
El economista Elías Amor ha criticado la ineficiencia y la mentalidad burocrática del sistema cubano en comparación con la rapidez y eficiencia de los servicios en economías capitalistas. En Cuba, la falta de una verdadera comunidad de vecinos y la presencia de Comités de Defensa de la Revolución, junto con la ausencia de clientes que exijan servicios eficientes, han llevado a una situación donde lo que una vez fue motivo de orgullo ahora es un verdadero infierno para sus residentes.