Diocles Torralba González, una figura prominente de la «generación histórica» de Cuba y conocido por su implicación en el caso Ochoa, falleció el jueves por la noche en su hogar en La Habana. A sus 84 años, Torralba padecía un avanzado cáncer de colon. Su vida, marcada por su cercanía a la Revolución Cubana y su relación con figuras clave como los Castro y Arnaldo Ochoa, terminó en desgracia y alejamiento del ojo público.
Nacido en Palma Soriano en 1939, Torralba se unió al Movimiento 26 de Julio y más tarde al Ejército Rebelde en Sierra Maestra, donde alcanzó el rango de capitán. Fue en Sierra Maestra donde forjó una amistad con Arnaldo Ochoa, una relación que más tarde tendría un impacto significativo en su vida.
Torralba, quien también tuvo lazos familiares con los Castro a través de su sobrina Dashiell y Antonio Castro Soto, se formó militarmente en la Unión Soviética, en la Academia Frunze. Participó en acciones guerrilleras en Venezuela en 1966 y, con el tiempo, su carrera política lo llevó a ser parte del Primer Comité Central del Partido Comunista de Cuba en 1975.
Como ministro de la Industria Azucarera entre 1977 y 1985, Torralba supervisó algunos de los años más productivos del sector, beneficiándose de la subvención soviética. Posteriormente, fue nombrado ministro de Transporte, cargo que ocupó hasta la detención de Ochoa y Tony de la Guardia en 1989 por cargos de narcotráfico.
La caída de Torralba fue abrupta. Fue destituido por «conducta personal inmoral, disipada y corrupta» y vinculado a un caso de corrupción distinto al de Ochoa y De la Guardia. Condenado a 20 años de prisión por una serie de delitos, incluyendo malversación y abuso de autoridad, Torralba pasó 10 años en prisión antes de ser liberado y retirarse de la vida pública.
Según informes, sus restos serán cremados e inhumados en una ceremonia privada.