En La Habana, un emblemático edificio de 20 plantas, conocido como «Fama y Aplausos», ha pasado de ser un símbolo de esplendor a convertirse en un auténtico infierno para sus residentes. La construcción, destinada originalmente a artistas, periodistas y dirigentes del régimen cubano, ahora enfrenta una degradación preocupante, según denuncias en redes sociales y el crítico de arte Jorge Rivas.
Bajo el título impactante de «El calvario de los vecinos de Infanta y Manglar», Rivas expone el estado de abandono tanto del edificio como del barrio circundante en el municipio Cerro. Ascensores inoperables, pasillos en penumbra, áreas comunes sucias y basureros en las cercanías son solo algunas de las penurias que sufren los residentes de este «20 plantas» rebautizado como «Edificio Infierno».
Jorge Rivas destaca en sus redes sociales la situación crítica, donde «decenas de personas, entre estas niños y ancianos enfermos y discapacitados, se encuentran prácticamente varadas en sus respectivos apartamentos ante la imposibilidad de bajar las escaleras del edificio». Este escenario desolador se debe a la falta de funcionamiento de los ascensores, un problema que persiste desde hace más de 20 días.
El crítico de arte señala directamente a la dirección de Vivienda del municipio Cerro como la entidad responsable de esta calamidad. Funcionarios alegan carecer de recursos financieros para afrontar la reparación capital de uno de los ascensores y tampoco para asumir gastos de mantenimiento.
La situación se agrava al conocer que el otro ascensor lleva varios años sin operar, obligando a los residentes del famoso «Edificio Infierno» a depender exclusivamente de las escaleras. Este inconveniente afecta a la mayoría de los habitantes, incluyendo figuras destacadas de la cultura, el periodismo y el deporte que aún residen en el lugar.
La denuncia también expone que el único ascensor que funcionaba dejó de hacerlo debido a la mala manipulación de un técnico, sin que se haya exigido responsabilidad por este hecho. La carencia de piezas de repuesto, el desgaste por el uso y la crisis generalizada impactan negativamente en la actividad económica y la capacidad de emprendimiento en Cuba, especialmente en empresas de mantenimiento y reparación.
El artículo destaca la ironía de las políticas de vivienda que buscan «elevar el bienestar de la población», contrastando con la realidad de aquellos que se ven obligados a subir y bajar escaleras con cargas durante años. Esta triste situación refleja las limitaciones y desafíos en la gestión de servicios esenciales en Cuba, subrayando la necesidad de reformas y mejoras para el bienestar de la población.