El gobierno cubano, en una reciente admisión de fracaso, ha anunciado un cambio significativo en su política económica. Durante el VII Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, reconoció que la «tarea ordenamiento», una estrategia implementada para revitalizar la economía del país, no ha logrado sus metas previstas. Esta iniciativa, que comenzó en enero de 2021, fue diseñada por Marino Murillo, conocido como el «zar de los Lineamientos», pero ha resultado en efectos adversos para la población cubana, aumentando la inflación y disminuyendo aún más el poder adquisitivo.
En respuesta a este fracaso, Gil Fernández propuso una serie de cambios en los Lineamientos de la Política Económica y Social y en el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030. Esto incluye la eliminación del lineamiento 35, que se enfocaba en la supervisión de la «tarea ordenamiento», y la adición de nuevos lineamientos relacionados con un programa de estabilización macroeconómica. Este programa busca crear un entorno monetario, cambiario, financiero y fiscal más estable, aunque aún no se han detallado planes concretos para su implementación.
El primer ministro Manuel Marrero Cruz enfatizó la necesidad de trabajar eficientemente en un contexto de «economía de guerra», poniendo énfasis en la producción como clave para el crecimiento futuro. Sin embargo, economistas como Pedro Monreal han cuestionado la viabilidad de este enfoque, sugiriendo que el esquema de planificación actual es obsoleto y no se adapta a la realidad cubana.
En el Pleno del Comité Central del Partido también se decidió suspender la Segunda Conferencia Nacional del Partido, programada para el primer trimestre de 2024, debido a la situación económica actual. Gil Fernández, en su intervención, atribuyó la crisis económica a factores externos como el bloqueo y la crisis económica multidimensional, pero destacó que, a pesar de estos desafíos, el gobierno ha logrado mantener la canasta familiar normada, aunque a un alto costo financiero.
El ministro propuso avanzar con la creación de 15 nuevos lineamientos, la modificación de 36 y la eliminación de tres, enfocándose en la necesidad de implementar un programa de estabilización macroeconómica. Este programa incluiría medidas para avanzar en la desdolarización de la economía, desarrollar un mercado cambiario con un tipo de cambio estable y detener el deterioro del poder adquisitivo de salarios y pensiones.
Marrero Cruz reiteró la importancia de trabajar con eficacia y mencionó la necesidad de aumentar las inversiones extranjeras, transformar la matriz energética, aumentar la producción nacional, fortalecer la filosofía del ahorro y lograr encadenamientos efectivos entre todos los actores de la economía. Concluyó que el objetivo es que todo lo diseñado contribuya al desarrollo económico de Cuba, aunque dejó una sensación de déjà vu, ya que estas ideas y propuestas no son nuevas y han sido mencionadas en múltiples ocasiones anteriormente.