En una reciente audiencia judicial, se revelaron detalles escalofriantes sobre el caso de Derek Rosa, un adolescente cubano de 13 años acusado de asesinar a su madre, Irina García, de 39 años. Durante la sesión, se presentaron testimonios que arrojaron luz sobre la brutalidad del crimen.
El detective Joseph Elosegui, de la Unidad de Delitos Mayores del Departamento de Policía de Hialeah, testificó que la víctima sufrió 46 puñaladas en todo su cuerpo, excepto detrás de las rodillas. Este testimonio subraya la extrema violencia del ataque.
La defensa de Derek Rosa solicitó que el joven sea trasladado de nuevo a un centro de detención juvenil, argumentando que sus derechos están siendo violados en la cárcel para adultos Metro West. Sin embargo, los fiscales se oponen a esta solicitud, insistiendo en que Rosa debe ser tratado como un adulto debido a la gravedad del crimen.
Durante la audiencia, se reveló que Rosa había realizado varias búsquedas en Google la noche del asesinato de su madre, incluyendo consultas sobre la arteria carótida, el uso de cuchillos pequeños para matar, y la capacidad de un cuchillo para cortar huesos. También buscó información sobre una ametralladora.
Además, los detectives informaron que Rosa confesó haber insultado a su madre con un término despectivo justo antes de apuñalarla.
El Departamento Correccional ha indicado que Rosa está bajo vigilancia constante debido a su condición de recluso de alto perfil. Se encuentra en una celda individual con una ventana esmerilada que impide la vista directa al exterior. A pesar de esto, tiene permitido hablar regularmente con su familia, practicar deportes y recibe seguimiento psicológico.
El caso de Derek Rosa ha generado un intenso debate sobre cómo deben ser tratados los menores de edad acusados de crímenes graves, así como sobre las condiciones de su detención y el proceso judicial.