En el Consulado de España en La Habana, un turbio escándalo ha salido a la luz, revelando prácticas cuestionables en la gestión de citas consulares. Las denuncias, impulsadas por quejas de usuarios, apuntan a demoras, colas interminables y la venta de citas a precios estratosféricos.
Una usuaria anónima se acercó al medio CiberCuba para exponer la situación, específicamente en relación con las citas de transcripción de matrimonio. Según la denunciante, la venta de estas citas se ha vuelto una práctica común, especialmente después de que las citas para la Ley de Memoria Democrática (LMD) dejaran de ser comercializadas.
En un relato desgarrador, la denunciante expresa su frustración al haber pasado más de dos semanas tratando de asegurar una cita, junto con muchas otras personas que, como ella, no pueden costear los elevados precios que llegan a alcanzar hasta los 250 dólares.
La raíz del problema parece ser la escasa disponibilidad de citas, con tan solo 25 disponibles de sábados a miércoles. La denunciante señala que estas citas son rápidamente acaparadas por gestores que operan una red de negocios con las citas del consulado.
Las promesas incumplidas por parte del consulado también salen a la luz. Se habían anunciado mejoras en la infraestructura, como la adición de una sala adicional (Sala F) para recibir documentos, pero la realidad parece distante. Los procesos, en lugar de agilizarse, presentan notables retrasos, con tomos y folios entregados cinco meses después de la presentación de documentos.
Además, los descendientes se quejan de promesas vacías, como la agilización de procesos y notificaciones tardías en casos con requerimientos. La desactualización del sitio web para verificar el estado de los casos añade a la frustración, sugiriendo una estrategia para prolongar los procesos y vencer los plazos de la Ley de Memoria Democrática.
La denunciante destaca incidentes de rechazo injustificado de documentos y la imposición de requisitos como el Exequátur a personas que se divorciaron antes de obtener la nacionalidad española. Este conjunto de circunstancias lleva a la denunciante a calificar la situación como una “película maléfica en contra de los descendientes”.
En respuesta a la venta descontrolada de citas, la usuaria propone que el Consulado de España en La Habana adopte medidas similares a las tomadas con las citas de la Ley de Memoria Democrática: limitar la emisión de nuevas citas hasta que se estabilice la situación y evitar que gestores abusen de los necesitados.
La denunciante, una mujer enferma que desea mantener su identidad en el anonimato, describe la angustia vivida con la búsqueda constante de citas, una tarea complicada incluso con dos dispositivos móviles. La alarma de disponibilidad llega tarde, y las citas son rápidamente absorbidas por gestores con fines comerciales, exacerbando la desesperación de quienes buscan servicios consulares.
Este escándalo en el Consulado de España en La Habana destapa una realidad oculta de abuso, demoras y desorganización, exponiendo las fallas en la gestión de citas consulares que afectan a ciudadanos necesitados.