La compañía mexicana de alimentos Richmeat, pionera en establecerse en la Zona Especial de Desarrollo del Mariel (ZEDM) en Cuba, ha anunciado la apertura de una nueva planta de procesamiento de cárnicos, especializada en la producción de salchichas. Alejandra Chapela Díaz, vicepresidenta de Richmeat de Cuba S.A., compartió con el periódico Granma los detalles de este proyecto de expansión, que incluye la construcción de esta segunda instalación, notablemente más grande que su planta de picadillo actual en la ZEDM.
Chapela Díaz reveló que la producción de salchichas, que se comercializarán bajo la marca La Favorita, comenzará incluso antes de finalizar la construcción de la planta, que se realizará en varias fases. Además de salchichas, la empresa planea producir hamburguesas y albóndigas. Aunque actualmente los productos de Richmeat se venden en dólares en tiendas operadas por GAESA, la empresa aspira a ofrecer sus salchichas en pesos cubanos.
La vicepresidenta informó que Richmeat de Cuba S.A. mantiene su producción inicial de carnes molidas, suministrando aproximadamente 2,500 toneladas métricas al mes. Con la nueva planta, esperan aumentar la capacidad de producción a unas 10,000 toneladas métricas, lo que equivale a alrededor de 350 contenedores de productos cárnicos, con el objetivo de abastecer el mercado local.
Actualmente, la distribución de Richmeat se limita a la región occidental y parte del centro de Cuba, pero tienen planes de expandirse a las provincias orientales. Chapela aseguró que la materia prima para sus productos es mayoritariamente local, complementada con importaciones para garantizar los niveles de producción. La empresa busca crear vínculos productivos eficientes con proveedores locales, buscando una relación de beneficio mutuo que impulse tanto a la industria nacional como a sus propias capacidades de abastecimiento.
En marzo, la fábrica de picadillo mixto condimentado y picadillo de res de la marca Premium de Richmeat detuvo su producción brevemente para un mantenimiento tecnológico, retomando sus operaciones normalmente tras cinco días. Este desarrollo se suma a otras innovaciones en respuesta a la crisis económica en Cuba, como la frita de cáscara de yuca y el potaje de cuescos de mamoncillo.