Marelys Pérez, una joven cubana, protagonizó una odisea migratoria que la llevó a México en busca de oportunidades y el esquivo “sueño americano”. Sin embargo, sus planes tomaron un giro inesperado, y su regreso a Cuba se convirtió en un acto que desafió las expectativas y las opiniones de muchos.
En el transcurso de dos meses, Marelys enfrentó las adversidades de su travesía y, aparentemente, se vio afectada por asuntos familiares en Cuba. A pesar de entregarse repetidamente a las autoridades mexicanas con la esperanza de ser deportada, siempre la liberaban.
El relato de Lito Saints, un amigo que conoció en México, destaca el momento crucial del 4 de noviembre, cuando le pidieron rescatar a Marelys de una situación complicada en una vivienda. En ese encuentro, ella reveló su deseo de regresar a Cuba, incluso después de entregarse en dos ocasiones anteriores sin éxito.
A pesar de los intentos de convencerla de continuar su travesía hacia el “sueño americano”, Marelys persistió en su decisión. Tras entregarse nuevamente a inmigración, fue detenida durante 36 horas y luego trasladada a la Ciudad de México, marcando un punto de inflexión en su viaje.
A bordo de un autobús con destino a la deportación, la historia tomó un giro inesperado cuando una orden de amparo presentada por un abogado impidió su vuelo. Este incidente la llevó a Cancún, donde, una vez más, el intento de abordar un avión fue detenido.
Finalmente, la determinación de Marelys la llevó a tomar un avión por cuenta propia, regresando a Cuba el 25 de noviembre. Lito Saints sugiere que “algo muy poderoso la hizo regresar a esa realidad triste de la Isla… quizá fue el amor y su felicidad.”
El post en Facebook generó una amplia gama de reacciones, con decenas de comentarios que oscilan entre críticas y apoyo. Destacan las voces de otras mujeres varadas en México, enfrentando dificultades similares y expresando el deseo de regresar a casa.
La protagonista de esta historia, Marelys Pérez, comentó en la publicación asegurando que “mi felicidad no tiene precio”. Añadió, “Sé que sufrí, pero también sé que él (Dios) me va a recompensar todo ese dolor.”