La ONG Prisoners Defenders ha destapado recientemente un perturbador entramado en el caso del preso político Luis Barrios Díaz, quien perdió la vida tras ser condenado en el juicio relacionado con las protestas del 11 de julio de 2021. La organización, con sede en Madrid, ha revelado que un colaborador de la Seguridad del Estado cubana actuó como el «testigo estrella» en el juicio que llevó a la condena de Barrios Díaz, arrojando luz sobre la oscura maquinaria detrás de esta tragedia.
El informe de Prisoners Defenders expone que Lázaro Julián García Matamoros, presentado ante el tribunal como un ciudadano modelo, fue la pieza clave para la condena de seis años de privación de libertad contra Barrios Díaz. Sin embargo, lo que sorprende es que García Matamoros, lejos de ser un ciudadano común, era un colaborador activo de los operativos de contrainteligencia del Estado cubano. Su testimonio, que selló el destino de Barrios Díaz, se revela como una maniobra orquestada para manipular la justicia.
El informe enfatiza el pasado de García Matamoros como infiltrado de la Seguridad del Estado, expulsado de la oposición y «condenado» a un año y tres meses de prisión por impago de multas, parte de una estrategia para transformar su imagen pública. La liberación prematura de García Matamoros y su colaboración con la Seguridad del Estado se hicieron evidentes cuando emitió un video acusando a prominentes figuras de la oposición política en Cuba.
En este video, García Matamoros señaló a destacadas personalidades como los Premios Sájarov a la Libertad de Conciencia del Parlamento Europeo, Berta Soler, Guillermo «Coco» Fariñas, Ismael Boris Reñí y su esposa Aymara Nieto Muñoz, Zaqueo Báez y Oscar Elías Biscet, todos identificados como objetivos prioritarios por la Seguridad del Estado cubano. Este revelador informe pone al descubierto la maquinaria de la Seguridad del Estado y su impacto devastador en la vida de Luis Barrios Díaz y otros presos políticos en Cuba.