En un relato conmovedor, Axel, el hijo de la renombrada cantante Dianelys Alfonso Cartaya, conocida artísticamente como La Diosa de Cuba, rompe el silencio sobre la complejidad de su relación con sus padres y los conflictos que marcaron su infancia y adolescencia.
En una reveladora entrevista con la actriz cubana Judith González en su podcast «A la ligera», el joven de 15 años abordó la dualidad de su vida familiar, destacando tanto el talento de su madre como los desafíos que enfrentó con su padre.
Axel, inicialmente vivió la mayor parte de su vida con su padre, un italiano, pero luego se produjo un giro inesperado cuando decidió regresar a Cuba para reunirse con su madre. Explicó que su padre, en un momento de conflicto, le impidió a su madre verlo, creando una barrera que Axel, movido por el deseo de conexión familiar, decidió superar al regresar a Cuba para reunirse con La Diosa.
El joven también destacó la libertad de elección que le otorgó su madre en un momento crucial de su vida. A pesar de las presiones ejercidas por su padre, La Diosa de Cuba le permitió decidir con quién quería estar. Axel recordó el momento en que, con solo siete años, tomó la decisión de quedarse con su madre, un gesto de amor y respeto que refleja la complejidad de las relaciones familiares.
En sus palabras, Axel elogió la fortaleza y determinación de su madre, reconociendo los sacrificios que ha hecho en su vida. «Hay muchas cosas que le han costado en la vida a mi mamá», admitió, pero destacó que, a pesar de los desafíos, siempre han vivido bien gracias a la lucha constante de La Diosa por él y su hermana Rachel.
En un mensaje directo a aquellos que critican a su madre, Axel fue claro: «Pierden el tiempo». Defendió la dedicación y los esfuerzos de La Diosa de Cuba, afirmando con confianza que su madre está haciendo todo lo posible. Concluyó la entrevista con la convicción de que, a pesar de los desafíos, La Diosa de Cuba está destinada a la grandeza.
Esta historia reveladora y emocional nos sumerge en los altibajos de la vida de La Diosa de Cuba a través de los ojos de su hijo, mostrando la complejidad de las relaciones familiares y la resiliencia que puede surgir de las dificultades.