La familia residente en el edificio donde se desplomó un balcón en 2020, causando la muerte de tres niñas, ha denunciado que las autoridades les están imponiendo penas de prisión de entre seis y siete años.
Adrián Frómeta González, uno de los afectados, expresó en declaraciones difundidas por el periodista Mario J. Pentón, que tanto a él como a su esposa se les está acusando de siete años de cárcel, y a su hermano y tío, de seis años. Frómeta González alega que ellos no son responsables del colapso del balcón, señalando que los trabajos realizados en su vivienda fueron llevados a cabo por SECONS, una entidad estatal.
Según Frómeta González, no hubo supervisión adecuada de las obras que realizaban y ahora él y su familia se han convertido en los chivos expiatorios de la tragedia. Relata que inicialmente fueron citados como testigos en el juicio, pero terminaron siendo acusados sin pruebas concluyentes de que sus acciones en la vivienda causaran el derrumbe del balcón.
El joven denuncia que en el proceso judicial se han omitido detalles importantes y que expertos con décadas de experiencia en construcción atribuyen la caída del balcón a las vibraciones causadas por la demolición de paredes en los pisos superiores, trabajo realizado por una entidad estatal. Además, señala que el edificio, con más de cien años de antigüedad, sufría de falta de mantenimiento, como muchas otras construcciones en la capital.
Frómeta y su familia, que no tienen antecedentes penales y se consideran ciudadanos comunes, enfrentan ahora un proceso que describen como injusto y que ha tenido un fuerte impacto emocional en ellos.
Regla Isabel Rodríguez, propietaria de la casa y esposa de Frómeta González, relata que desde 2014 había alertado a las autoridades sobre el mal estado del edificio, pero sus quejas fueron ignoradas. Ahora, se ven envueltos en un proceso que consideran injusto, insistiendo en que no tienen responsabilidad en el trágico suceso.
El incidente ocurrió el 27 de enero de 2020, cuando tres niñas de entre 11 y 12 años murieron al ser aplastadas por un balcón que se desplomó mientras regresaban a casa después de la escuela. Vecinos del edificio habían advertido sobre el riesgo de derrumbe, ya que se estaba demoliendo el edificio sin las debidas precauciones de seguridad. Las víctimas fueron identificadas como María Karla Fuentes, Lisnavy Valdés Rodríguez y Rocío García Nápoles.