Hoy está de cumpleaños el popular actor cubano Armando Tomey y aquí te contamos un poco qué ha sido de su vida tras emigrar a Estados Unidos

Redacción

Armando Tomey, actor cubano reconocido por sus papeles en telenovelas, ha transitado desde el brillo de la fama en Cuba hacia una nueva vida en Estados Unidos. Antaño una figura celebrada en la televisión cubana, Tomey ahora encuentra satisfacción en una vida más tranquila, trabajando como conductor de Uber a sus 65 años.

El camino de Tomey hacia la fama comenzó con su papel como el joven aristócrata cubano Antonio Fresneda en la telenovela de 1985 “Sol de Batey”. A pesar de la popularidad del personaje, Tomey ha expresado que la experiencia no fue del todo positiva, citando su propia inexperiencia y posibles problemas con la dirección artística.

Además de “Sol de Batey”, Tomey es recordado por su interpretación de Mario, un hombre homosexual solitario en la telenovela “La cara oculta de la luna”. Su actuación en este papel, que involucraba una relación con un personaje interpretado por Felito Lahera, le valió un premio de actuación en el Festival de Televisión de ese año. Tomey ha admitido haber tenido reservas iniciales sobre asumir el papel, ya que típicamente era elegido para personajes duros.

A lo largo de su carrera, Tomey ha asumido una variedad de roles en series de aventuras televisivas, como “La máscara de hierro”, otras telenovelas como “Pasión y Prejuicio” y “El naranjo del patio”, y en producciones teatrales incluyendo “Andoba” y “Tartufo”. Su filmografía incluye películas como “Kangamba” y “Cuando la verdad despierta”.

Desde que dejó Cuba definitivamente en 2013, Tomey solo ha hecho apariciones especiales esporádicas en telenovelas producidas por Telemundo y Venevisión. Reconoce que el mercado del entretenimiento hispano no es particularmente acogedor para los actores cubanos y que su trabajo en la isla es generalmente desconocido en este ámbito.

A pesar de los cambios en su carrera, Tomey ha mantenido conexiones con Cuba, visitando el país con frecuencia desde su partida. Su historia refleja una narrativa más amplia de actores cubanos que buscan nuevos comienzos en Estados Unidos, a menudo intercambiando la fama por una oportunidad en el “sueño americano”.