Un deportista cubano que arribó a Chile hace cinco años, superando obstáculos como selvas, desiertos e incluso campos minados, se ha proclamado campeón de decatlón en los Juegos Panamericanos celebrados en ese país.
Con 27 años, Santiago Ford logró el martes la séptima presea dorada para Chile, al finalizar la prueba de 1,500 metros. Al confirmarse su victoria, no pudo contener las lágrimas y tomó una bandera chilena para dar una vuelta de honor al estadio, acompañado de los aplausos de los espectadores.
Al acercarse a la línea de meta, redujo su ritmo. Confesó al medio Olympics que en ese instante revivió todas las adversidades que enfrentó para llegar a ese punto.
«Recordé las noches cruzando el desierto, las horas caminando bajo el frío y el hambre que sufrí. Todo ese esfuerzo para estar aquí, cumpliendo un sueño», comentó.
Ford dejó Cuba en 2018, después de haber sido parte del equipo nacional de atletismo y lograr un cuarto puesto en el Mundial Sub 18 en Polonia en 2016. A pesar de sus logros, sentía que no se le daba el reconocimiento merecido.
«En Cuba, si no ganas oro o plata, pasas desapercibido. Es difícil», compartió con el medio Emol.
Su travesía hacia Chile, iniciada en 2018, lo llevó desde Guyana a Brasil, pasando por la selva, y luego a Perú, recorriendo el país en carretera. En su camino enfrentó deshidratación, hambre y frío. Al llegar a la frontera con Chile, atravesó un desierto y, sin saberlo, un campo minado.
Una vez en Chile, las adversidades continuaron. Trabajó como guardia en una discoteca y enfrentó los desafíos de la pandemia. Sin embargo, en 2021, su victoria en el salto triple en el Nacional de Atletismo le abrió las puertas para obtener la ciudadanía chilena, que se le otorgó en enero de este año.
«El viaje a Chile fue una odisea, pero siempre mantuve mi sueño vivo. Agradezco a todos los que me apoyaron en el proceso de obtener la nacionalidad para representar a Chile», expresó.
Hoy, Santiago ha construido su hogar en Chile, está casado y es padre de un bebé. Tras todos los desafíos, se siente agradecido y sabe que todo valió la pena.
«Esta medalla lleva muchos nombres: mi esposa, mi hijo, mis padres, mis entrenadores. Gracias, Chile, por darme esta oportunidad. Los he hecho muy felices», concluyó.