La silenciosa trama de los «tarjeteros» cubanos que han invadido la Florida en las ultimas décadas

Redacción

El sur de Florida, y en particular Miami, ha sido históricamente un punto de encuentro para diversas culturas y nacionalidades. Sin embargo, en los últimos años, ha surgido un fenómeno preocupante relacionado con bandas de tarjeteros cubanos que se dedican a la clonación y el fraude con tarjetas de crédito y débito.

Orígenes y Modus Operandi

Meylisi Rueda y Yaisder Herrera Gargallo son solo dos ejemplos de los muchos tarjeteros cubanos que han llevado a cabo operaciones fraudulentas en Estados Unidos. Estos individuos disfrutaban de lujosas vacaciones en Portland, Maine, utilizando tarjetas de crédito clonadas. Las autoridades descubrieron que la pareja había clonado tarjetas en 2016 y que poseían 47 tarjetas adicionales, junto con dispositivos para clonar y una laptop con información crediticia.

El modus operandi de estas bandas es sencillo pero efectivo: instalan dispositivos de clonación en gasolineras y cajeros automáticos para obtener la información de las tarjetas de los clientes. Posteriormente, utilizan estas tarjetas clonadas para realizar compras y retirar dinero.

Expansión Más Allá de Florida

Aunque originalmente estas bandas tenían su base principal de operaciones en el sur de Florida, han comenzado a expandirse a otros estados. La razón es simple: los residentes de Florida, después de haber sido víctimas de estos fraudes en repetidas ocasiones, han comenzado a ser más cautelosos. Esto ha llevado a los tarjeteros a buscar nuevos territorios donde las personas no estén tan alerta.

Entre 2016 y 2018, casi 40 delincuentes cubanos de Florida fueron arrestados en estados como Washington, Misisipi, Maine, Utah, Maryland, Colorado, Tennessee, Alabama, Georgia, Carolina del Norte, Virginia, Virginia Occidental y Ohio.

Consecuencias y Medidas de Prevención

Las consecuencias para los involucrados en estas actividades ilegales son severas. Por ejemplo, los miembros de la banda de Herrera Gargallo fueron condenados a penas de entre 32 y 40 meses de prisión, seguidos de tres años de libertad condicional.

El detective Marcos Rodríguez de la Unidad de Delitos Económicos de la Policía de Miami-Dade señala que Miami es la puerta de entrada de muchos crímenes hacia Estados Unidos. Es aquí donde se aprenden las técnicas delictivas que luego se expanden al resto del país.