La preocupación por los altos costos en los restaurantes privados de Cuba, conocidos como «paladares», sigue siendo un tema candente entre los cubanos. Una jubilada expresó su desconcierto al observar los precios en un paladar de Matanzas, «El costo de tres mojitos supera mi salario mensual de 1343 pesos. Es desgarrador», mencionó.
Según una imagen compartida por un ciudadano, en un paladar de Matanzas, la cuenta ascendió a 56,500 pesos. «Así son los precios aquí. Me invitaron, así que tengo la prueba», compartió el informante a través de Messenger.
La factura, al ser convertida a monedas internacionales, supera los 330 dólares o más de 310 euros. Solo por tres mojitos en la terraza se cobraron 2,550 pesos, un envase para llevar costó 297.50 pesos, y la propina sugerida fue de 5,136 pesos.
Otro ciudadano compartió su experiencia: «Fui a 1ra y 70, gasté 14,000 pesos en dos pizzas, dos porciones de pescado, dos refrescos, un taco, una cerveza y unas croquetas. Eso fue todo».
Los comentarios de la comunidad reflejan una profunda preocupación. «Quizás en mi próxima vida tenga la suerte de visitar un restaurante. Con mi salario de 2,300 pesos, ni siquiera puedo acercarme al establecimiento sin temor a ser echado. Parece que Cuba ahora es solo para los adinerados», lamentó un residente.
Otro ciudadano señaló, «Nos estamos explotando entre nosotros. Estos precios son exorbitantes, en lugar de disfrutar, nos estamos dejando sin recursos».
La situación parece ser insostenible para muchos. «Comprar alimentos en la calle para llevar a casa tampoco es mucho más barato. Es desgarrador, frustrante y abusivo lo que los cubanos deben hacer para conseguir incluso el plato más básico. Las señales de desnutrición ya son evidentes en las caras de los niños y ancianos», comentó un preocupado residente.
Un cubano enfatizó que, mientras entiende que los dueños de paladares establezcan sus precios, lo que realmente le perturba son los altos costos de los productos básicos, como el pan o los pasteles, que muchas veces carecen de calidad pero son esenciales para las meriendas escolares de los niños.
Para poner las cosas en perspectiva, un ciudadano concluyó: «Con 300 euros, puedes comer en un restaurante de lujo en Europa, no en un simple paladar en Matanzas».