La famosa heladería Coppelia en La Habana, que una vez fue un símbolo de orgullo nacional y un importante punto de referencia cultural, está enfrentando críticas negativas de sus clientes en relación a la calidad y precio de sus helados. Estas críticas son una manifestación de los desafíos económicos y de abastecimiento que Cuba ha enfrentado en los últimos años.
Para muchos cubanos, Coppelia es más que una simple heladería; representa un recuerdo de tiempos pasados, cuando las filas eran largas pero la recompensa, en términos de calidad y variedad, valía la pena. Con capacidad para más de mil personas y atendiendo a 35 mil clientes diariamente en su apogeo, el lugar era una mezcla de arquitectura impresionante y deliciosos sabores de helado.
Desafortunadamente, los testimonios actuales apuntan a una disminución significativa en la calidad del producto. Las quejas mencionan que el helado carece de sabor y de ingredientes básicos como leche y azúcar. Además, los precios han aumentado considerablemente, con una sola bola de helado costando 50 CUP, una cifra que muchos nunca imaginaron pagar en el pasado.
Los comentarios en redes sociales revelan el descontento general de los cubanos con la actual situación de Coppelia. Algunos mencionan que han dejado de visitar el lugar, prefiriendo otras heladerías, mientras que otros lamentan que, desde la pandemia, la producción de helados en Cuba ha deteriorado.
Un problema adicional es el supuesto “desvío” de helados. Hay denuncias de que algunos individuos salen de Coppelia con grandes cantidades de helado, especialmente de sabores que no están oficialmente a la venta, lo que sugiere tratos especiales o corruptos.
Mirando atrás a la rica historia de Coppelia, es evidente que la heladería ha sido un importante hito cultural en La Habana. Desde su fundación en 1966, ofreció una gran variedad de sabores y combinaciones. Pero, por ahora, parece que los visitantes y locales deben conformarse con “saborear la historia” más que el helado en sí. Es una situación lamentable y refleja los desafíos más amplios que enfrenta Cuba en términos de economía y abastecimiento.