La Fundación para los Derechos Humanos en Cuba ha desvelado información sobre la visita no divulgada del primer ministro cubano, Manuel Marrero Cruz, tras incluir al líder comunista en su lista de “represores de cuello blanco”, de acuerdo con un informe del periodista Mario J. Pentón en América Tevé.
Antes de ser nombrado primer ministro, Marrero Cruz sirvió durante más de una década y media como Ministro de Turismo y tiene el rango de Coronel. Es considerado un aliado confiable para el sector militar en el gobierno civil, establecido por Raúl Castro hace aproximadamente cinco años.
Originario de Holguín, Marrero Cruz ascendió en la jerarquía del poder cubano, respaldado por figuras como el difunto general Julio Casas Regueiro, exministro de las FAR, y Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, quien lideró el grupo militar GAESA hasta su fallecimiento en 2021. Su introducción al ámbito militar estuvo influenciada por Juan Óscar, antiguo jefe de la Fuerza Aérea.
A pesar de sus constantes exhortaciones al sacrificio al pueblo cubano, la vida personal de Marrero Cruz está marcada por el lujo. La Fundación ha identificado la opulenta residencia del primer ministro, situada en La Habana, que anteriormente perteneció a uno de los descendientes de Juan Almeida. Tras varias renovaciones, incluyendo la construcción de una piscina, la vivienda pasó a manos de Marrero Cruz. Antes vivía en otra dirección, que ahora es habitada por su exmujer.
Uno de los episodios más polémicos relaciona a los hijos de Marrero, quienes han sido vistos en el avión presidencial, financiado por Venezuela. Este jet fue un regalo del gobierno chavista a Cuba. Las pruebas de su lujoso estilo de vida son evidentes en las redes sociales, donde los hijos publican fotos de sus viajes y comodidades.
Manuel Alejandro Marrero Medina, descendiente del líder comunista, vive en apartamentos en Playa Pesquero, Holguín, disfrutando de los beneficios derivados de la influencia de su padre en el turismo.
La lista de la Fundación para los Derechos Humanos, que cuenta con 750 nombres de líderes de alto y medio nivel, busca exponer a aquellos que oprimen al pueblo cubano.
Desde la fundación declaran: “Es esencial que su falta de integridad sea reconocida por instituciones académicas y culturales internacionales que podrían invitarlos a dar charlas o considerarlos para becas en el extranjero. No los incluimos en la lista por sus ideologías, sino por sus actos represivos que afectan a quienes discrepan de ellos”.