El 27 de septiembre, la vida de Anet Toledo Herrera y Yoel Fernández Gómez se llenó de emoción y singularidad, ya que esta pareja de jóvenes cubanos, amantes de la aventura, llevó a cabo una ceremonia de bodas verdaderamente inusual: se casaron bajo el mar, en las aguas de la costa habanera. Esta boda submarina se convirtió en un evento que dejó a todos sin palabras y conmovió a todos los que fueron testigos de este acto único de amor y valentía.
La organización de esta boda bajo el mar fue llevada a cabo por el proyecto Cuba Divings, y supuso un desafío que puso a prueba la creatividad y la destreza del equipo. Una de las mayores dificultades a las que se enfrentaron fue cómo permitir que los familiares de los novios estuvieran presentes en este momento tan importante de sus vidas, a pesar de que la mayoría de ellos nunca habían practicado el buceo.
La idea original de Anet y Yoel era casarse lanzándose en paracaídas o parapente, pero esto resultó ser más complicado de lo que esperaban. Dado que habían tenido experiencia previa en el buceo con Cuba Divings, decidieron sellar su amor en el fondo del mar.
El proceso de preparación y ejecución de la boda submarina tomó más de un mes, durante el cual los nervios estuvieron a flor de piel. Aunque no era la primera boda bajo el agua en Cuba, esta fue quizás la primera en la que la mayoría de los asistentes no eran buzos profesionales, lo que presentó un desafío adicional.
La logística también resultó ser un obstáculo que los organizadores tuvieron que superar. Tuvieron que transportar toda la estructura y el mobiliario a unos tres metros de la costa, ensamblar y asegurar todo con contrapesos de gimnasio apenas dos horas antes del evento.
Cuba Divings, el equipo detrás de esta extraordinaria boda, compartió su experiencia en su perfil de Instagram: «Muchas son las palabras que nos vienen a la mente de emoción y satisfacción después de haber organizado este maravilloso evento. Fueron días de trabajo, de emociones, de tristeza e incluso de momentos en los que pensamos en rendirnos debido a los obstáculos que enfrentamos. La creatividad, la tenacidad, el esfuerzo y el amor con los que todos contribuyeron hicieron que este sueño se hiciera realidad. Fue un evento sencillo pero poderoso».
Como en todas las bodas, también hubo momentos imprevistos y toques de humor. Justo cuando todo estaba listo, una repentina lluvia amenazó con «mojar» la celebración, lo cual era irónico para un evento rodeado por el mar.
Yoel y Anet, ataviados con trajes de novios especiales, ella con un traje blanco, aletas y una máscara a juego, nadaron hasta el «altar» submarino, donde el maestro de ceremonias oficializó el enlace mostrando un original cartel: «Como no habrá nadie que se oponga porque nadie puede hablar, por el poder que me ha dado Poseidón, yo los declaro sirena y tritón. Ya pueden besarse como esposos».
Y así, bajo el agua, sellaron su unión con un beso, en un lugar donde «la vida es más sabrosa». Esta boda submarina es un ejemplo sorprendente de cómo el amor puede inspirar a las personas a superar obstáculos y hacer que los sueños se hagan realidad, incluso en las profundidades del océano.