La falta de café en Cuba ha llevado a sus habitantes a buscar soluciones creativas para no renunciar a su bebida matutina.
En la provincia de Holguín, algunos residentes han recurrido al platanillo para preparar una infusión que, aunque no es café, es aceptable como sustituto. Luisa Bárbara Martínez Silva, residente de Los Pinos en Antilla, describió el proceso: se extraen los granos del platanillo, se secan al sol, se tuestan y luego se muelen, similar a cómo se prepara el café. “Es lo que les damos a los niños en el desayuno para que puedan ir a la escuela”, comentó.
Sin embargo, Martínez Silva enfatizó que esta bebida no es comparable al café real. “Es solo para sentir que estamos tomando café”, expresó. Aunque el platanillo crece de forma silvestre en varias regiones de Cuba, ella lo cultiva en su propio patio.
La producción de café en la isla ha experimentado un declive significativo en tiempos recientes, afectando su disponibilidad para los cubanos. Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) citados por el economista Pedro Monreal, la producción de café ha disminuido en un 44,5% entre 2018 y 2021. Monreal señaló que la producción actual es incluso menor que durante el “periodo especial” de escasez en Cuba.
A diferencia de otros productos que dependen de las importaciones, como el pollo, el café que se consume en Cuba generalmente se produce localmente. Por lo tanto, la escasez no se debe a limitaciones en las importaciones ni al embargo de Estados Unidos, sino a problemas internos en la producción del café.