En la década de los 90, la televisión cubana vivió un fenómeno inusual. Una serie británica, titulada «El Narrador de Cuentos» (The Storyteller en su versión original), se convirtió en un referente para la audiencia de la isla. Pero, ¿qué tenía de especial este programa que logró capturar la atención de tantos cubanos?
Un viaje a mundos mágicos
La serie, dirigida y producida por Jim Henson, presentaba una combinación única de actores reales y marionetas, creando un ambiente mágico y envolvente. Cada episodio nos llevaba a un mundo diferente, desde bosques encantados hasta castillos medievales y cuevas llenas de misterios. El protagonista, un narrador interpretado por el talentoso John Hurt, contaba historias de diversas culturas y épocas desde su sillón en un antiguo castillo renacentista, siempre acompañado de su fiel perro y el cálido resplandor de una chimenea.
John Hurt, con su voz profunda y envolvente, no solo daba vida al narrador, sino que también es recordado por su papel como Garrick Ollivander en la saga de Harry Potter. Su habilidad para narrar historias era tal que, al escucharlo, uno podía sentirse transportado a esos mundos lejanos y fantásticos.
Diversidad de cuentos
La serie se destacó por explorar cuentos tradicionales de diferentes culturas, ofreciendo una visión global de la riqueza de la narración oral. Historias como “El soldado y la muerte”, “El gigante sin corazón” y “Un sastrecillo sin miedo” son solo algunas de las joyas que se presentaron en la serie. Cada episodio era una nueva aventura, una nueva lección y, sobre todo, una nueva oportunidad para soñar.
El diseño y la ambientación de cada episodio eran meticulosos. Los detalles en vestuario, escenografía y efectos especiales lograban que cada cuento cobrara vida de una manera impresionante. Era evidente el esfuerzo y la dedicación puestos en cada producción, y eso se reflejaba en la calidad de cada episodio.
Impacto en la audiencia cubana
Para muchos cubanos, «El Narrador de Cuentos» fue más que una simple serie de televisión. Fue una ventana a mundos desconocidos, una fuente de inspiración y un recordatorio de la importancia de la imaginación. En una época donde la oferta televisiva era limitada, esta serie británica se convirtió en un oasis de creatividad y entretenimiento.
La magia de «El Narrador de Cuentos» no solo radicaba en sus historias, sino también en su capacidad para unir generaciones. Padres e hijos se sentaban juntos frente al televisor, esperando con ansias el inicio de un nuevo episodio. Era un momento de unión familiar, de compartir y de dejarse llevar por la magia de la narración.