En las redes sociales, el carismático humorista cubano, Limay Blanco, compartió una desgarradora experiencia que vivió recientemente. Fue víctima de agresión verbal por parte de una mujer que lo acusó de no haber podido ayudarla a conseguir un medicamento vital para su hija. Esta triste situación dejó al humorista sumido en un mes lleno de desafíos y momentos difíciles, llevándolo a plantearse abandonar su compromiso en el trabajo comunitario.
A pesar de los contratiempos y las tribulaciones que ha enfrentado, Limay Blanco sostiene que la mano de Dios ha estado presente en su vida, guiándolo hacia un nuevo propósito: establecer un lugar donde pueda almacenar las donaciones que recibe y brindar asistencia a las personas que tanto necesitan su ayuda.
«Yo sé que a unos pocos no les va a gustar este mensaje. Quiero agradecerle a Dios por esto que acaba de pasar. Este mes ha sido un mes muy malo, donde me han sucedido muchas cosas negativas, y en cada obstáculo que he enfrentado, he considerado la posibilidad de rendirme y dejar atrás este hermoso sueño de tener un lugar donde pueda ayudar a las personas y almacenar todas las donaciones», expresó Limay con gratitud en su testimonio.
Limay Blanco también compartió el angustioso momento que vivió cuando una mujer lo llamó desesperada por no poder obtener el medicamento necesario para su hija. En ese momento, el humorista se sintió abrumado por la situación:
«Ayer, una señora me llamó para decirme que su hija estaba en grave peligro porque no podía conseguir el medicamento que necesitaba, y pensé: yo no tengo por qué soportar esto».
Sin embargo, en medio de la desesperación, Limay Blanco se encomendó a Dios y, de alguna manera, encontró una respuesta a sus súplicas:
«…miré al cielo y le dije a Dios: hoy me llama Pacheco y me pregunta cuánto falta para comprar el terreno, y justo en ese momento, recibí la noticia de que se había completado la transacción. Solo falta una firma en vivienda, y estaré un paso más cerca de hacer realidad mi sueño. Solo les pido a ustedes y a Dios que me perdonen si algún día, cuando tenga la propiedad en mis manos, dejo escapar una palabra de alegría. Dios los bendiga y gracias, muchas gracias por confiar en mí», compartió con emoción Limay Blanco.