En la tarde de un sábado memorable, los residentes del municipio avileño de Primero de Enero, específicamente en el pueblo de Velasco, fueron testigos de un suceso que mezcló la curiosidad y la emoción con un toque de tristeza: la demolición con explosivos de la antigua chimenea del pueblo.
La demolición de esta estructura, que había sido un reclamo popular debido al peligro que representaba, fue un evento que atrajo a la población local. Aunque muchos entendían la necesidad de derribarla, para algunos, este momento también se tiñó de tristeza al presenciar la caída de algo que había sido parte de sus vidas durante décadas.
Uno de los residentes locales, Obdiel Torres Guevara, expresó sus sentimientos en Facebook: «Mis manos tiemblan, no he podido escribir en minutos, adiós para siempre Torre de Velasco. Te llevas el sello del patrimonio de nuestro pueblo, hoy miles de velasqueños lloramos dentro y fuera con tu caída».
Torres Guevara, quien había estado alertando a las autoridades desde 2017 sobre el riesgo que representaba la chimenea de concreto de 64 metros, se mostró triste pero agradecido con el equipo que llevó a cabo la delicada tarea de demolición.
En su emotivo mensaje en Facebook, expresó su deseo de que la historia reconozca que se tomó la decisión correcta al derribar la estructura y evitar así posibles tragedias. También lamentó no poder estar presente en ese momento significativo y subrayó la importancia de la chimenea como símbolo de la identidad local.
Después de años de vivir bajo la sombra de la chimenea en peligro de derrumbe, los habitantes de Velasco finalmente pueden descansar con la certeza de que la centenaria estructura ya no representa una amenaza.
La demolición controlada se llevó a cabo con la participación de expertos que perforaron agujeros en la base de la torre y colocaron explosivos, garantizando que la estructura cayera de manera segura.
El anuncio público del riesgo de colapso de la chimenea se remonta a abril pasado, cuando Obdiel Torres Guevara, maestro de profesión, advirtió en sus redes sociales sobre la peligrosa condición de la estructura. Hizo hincapié en que la chimenea, que nunca había sido reparada en sus 99 años de existencia, estaba ubicada en el centro del pueblo, a una distancia peligrosa de viviendas y un círculo infantil.
Este valiente reclamante, que actualmente reside en Uruguay, también compartió que sus denuncias anteriores sobre el estado de la chimenea fueron desestimadas, incluso llegando a enfrentar hostigamiento de la Seguridad del Estado por sus publicaciones.
La demolición de la chimenea de Velasco marca el fin de una era y el comienzo de una nueva etapa en la historia del pueblo. Aunque el proceso estuvo lleno de emociones encontradas, la seguridad y la protección de la comunidad finalmente prevalecieron sobre el apego a un símbolo del pasado.