En menos de quince días, el deporte cubano ha experimentado nueve deserciones, según confirmó Joel García, jefe de la sección deportiva del periódico estatal Trabajadores. Su declaración fue compartida en su perfil de Facebook y posteriormente replicada por el portal oficialista Cubadebate.
Las judocas Zamarit Gregorio (48 kg), Yurisleidy Hernández (52 kg) y Arnaes Odelín (57 kg) se suman a la lista de deportistas que han decidido abandonar las delegaciones oficiales este año.
De estos nueve casos, doce se han registrado en septiembre. A principios de mes, los comunicadores Francys Romero y Leonardo Ruiz reportaron que el receptor Yunior Ibarra optó por no volver a Cuba después de concluir un contrato en Canadá, y que la voleibolista Ellemay Miranda tomó una decisión similar tras el Campeonato Continental de NORCECA en Canadá.
Recientemente, Play Off Magazine reveló que el voleibolista José Gómez dejó el equipo cubano durante el Final Six en Edmonton, Canadá.
Hasta la fecha, 49 atletas y técnicos cubanos han dejado delegaciones oficiales o contratos en el extranjero gestionados por entidades estatales cubanas en 2023.
Joel García, al reflexionar sobre esta tendencia creciente, admitió que muchos atletas, que a menudo son el sustento principal de sus familias, enfrentan dificultades económicas, una situación que comparten muchos trabajadores en Cuba. Además, señaló que las instalaciones de entrenamiento no ofrecen condiciones adecuadas de alojamiento y alimentación, incluso en comparación con una década atrás.
A pesar de estos desafíos, García sostuvo que no hay justificación para abandonar las delegaciones oficiales, ya sea antes, durante o después de las competencias internacionales. Argumentó que a estos atletas les falta formación y valores éticos.
Para abordar esta «hemorragia» de talento, que, según él, es «constante y creciente», García propuso expandir los contratos profesionales en todos los deportes. Mencionó el caso del beisbolista Pedro Pablo Revilla, quien, a pesar de tener un contrato en Japón, decidió no continuar en el sistema deportivo cubano.
García también instó a valorar y apoyar a las leyendas deportivas del pasado, asegurando que puedan vivir dignamente. Señaló problemas como el alcoholismo entre algunos atletas retirados y sugirió que, en lugar de reconocimientos simbólicos, necesitan atención médica y apoyo psicológico.
A pesar de los éxitos de muchos deportistas que han dejado el sistema cubano y de aquellos que han mejorado sus registros fuera de Cuba, García afirmó que la mayoría termina trabajando en cualquier empleo disponible, en lugar de representar al país que los acoge.
Finalmente, García sugirió que se debería permitir a aquellos que se han ido y desean regresar para competir por Cuba, aunque pasó por alto la prohibición de reingreso impuesta por el régimen cubano. Reconoció que es común que los atletas firmen contratos profesionales y luego representen a sus naciones de origen, pero criticó a aquellos que se oponen al régimen cubano.