En la década de 1980, en medio de la Guerra Fría y con la colaboración soviética, Cuba comenzó un ambicioso proyecto para construir su primera planta de energía nuclear. Junto a esta planta, surgió un poblado que prometía ser el símbolo del progreso y la modernidad en la isla: la Ciudad Nuclear. Sin embargo, lo que comenzó como un sueño de desarrollo terminó convirtiéndose en un pueblo fantasma, un recordatorio del auge y la caída de una era.
El Nacimiento de un Sueño: Ciudad Nuclear
Ubicada en la provincia de Cienfuegos, a unos 250 km al sureste de La Habana, la Ciudad Nuclear fue concebida como una ciudad modelo. El proyecto, impulsado por el gobierno cubano y con el apoyo técnico y financiero de la Unión Soviética, tenía como objetivo construir una planta de energía nuclear que ayudaría a satisfacer las crecientes demandas energéticas de Cuba.
Junto a la planta, se planificó la construcción de una ciudad que albergaría a los trabajadores de la planta y sus familias. Esta ciudad, diseñada con estándares modernos, contaría con escuelas, hospitales, centros recreativos y todas las comodidades necesarias para una vida cómoda y próspera.
El Auge de la Ciudad Nuclear
A medida que avanzaba la construcción de la planta, la Ciudad Nuclear comenzó a tomar forma. Se construyeron edificios de apartamentos, escuelas, tiendas y otras infraestructuras. Miles de trabajadores y sus familias se mudaron a la ciudad, atraídos por la promesa de empleo y una vida mejor.
La Ciudad Nuclear se convirtió en un símbolo de orgullo para el gobierno cubano. Representaba la alianza entre Cuba y la Unión Soviética, y la determinación de la isla de avanzar hacia la modernidad y la autosuficiencia energética.
El Giro Inesperado: El Colapso del Proyecto
Sin embargo, el destino de la Ciudad Nuclear cambió drásticamente con el colapso de la Unión Soviética a principios de la década de 1990. La desaparición del principal aliado y benefactor de Cuba tuvo graves repercusiones para la economía de la isla y, en particular, para el proyecto nuclear.
La construcción de la planta se detuvo debido a la falta de fondos y recursos técnicos. Sin la ayuda soviética, Cuba no pudo completar el proyecto por sí sola. La Ciudad Nuclear, que una vez fue un hervidero de actividad, comenzó a vaciarse a medida que los trabajadores y sus familias abandonaban el lugar en busca de otras oportunidades.
El Olvido y el Abandono
Con el paso de los años, la Ciudad Nuclear se convirtió en un pueblo fantasma. Los edificios, una vez llenos de vida, ahora estaban vacíos y en ruinas. Las escuelas, tiendas y hospitales cerraron sus puertas, y la vegetación comenzó a reclamar las calles y plazas.
A pesar de los intentos esporádicos de reactivar el proyecto nuclear y repoblar la ciudad, la Ciudad Nuclear nunca recuperó su antiguo esplendor. Se convirtió en un recordatorio del auge y la caída de una era, y de las ambiciones no realizadas de un país.
Hoy en día, la Ciudad Nuclear es visitada ocasionalmente por turistas y curiosos que quieren ver de primera mano este pueblo fantasma. Aunque la mayoría de sus edificios están en ruinas, todavía se pueden ver vestigios de lo que una vez fue: murales propagandísticos, parques infantiles abandonados y calles desiertas.