En un extenso post en sus redes sociales, Amelia Calzadilla, una madre cubana, ha decidido abrir un capítulo de su vida y compartir detalles de su pasado y las decisiones que la llevaron a cambiar su perspectiva. En este artículo, exploraremos su historia y cómo ha evolucionado con el tiempo.
En su publicación, Amelia comienza por relatar una experiencia personal relacionada con su madre. Ella explica que su madre había enfrentado dificultades para concebir antes de su nacimiento y la nombró «Amelia» en honor a una promesa hecha a la Milagrosa del Cementerio. Durante años, visitaron la tumba de la Milagrosa en su cumpleaños. Sin embargo, un día, su madre dejó de hacerlo debido a sus creencias religiosas cambiantes.
Amelia utiliza esta historia personal como punto de partida para abordar un tema que le resulta cada vez más familiar: los cambios de opinión y las decisiones basadas en la decepción. Menciona cómo las personas pueden cambiar sus puntos de vista a lo largo de la vida y cómo esta experiencia personal la ha llevado a reflexionar sobre estos cambios.
Luego, Amelia aborda su pasado y su conexión con organizaciones e instituciones relacionadas con el gobierno cubano. Ella admite su temprana participación en actividades políticas y culturales, su membresía en la UJC (Unión de Jóvenes Comunistas) y su breve paso por el Ministerio del Interior y el Ministerio del Turismo.
La autora no se siente avergonzada de su pasado, pero tampoco se enorgullece de ello. Amelia destaca que rara vez menciona estas experiencias en su vida y no considera que definan quién es hoy en día. Además, enfatiza que no tiene la intención de liderar o representar a nadie, a pesar de los intentos de otros por retratarla de esa manera.
Amelia también comparte detalles de su vida estudiantil y profesional, desde ser una estudiante destacada hasta trabajar como guía de turismo y luego especialista de producto para una empresa extranjera con sede en La Habana. Su vida cambió aún más con la llegada de su hija María Amelia.
Una revelación importante en su historia es la decisión de separarse del Ministerio del Interior, ya que no quería sacrificar tiempo con su hija en reuniones políticas. Además, señala que su trabajo en ventas internacionales cesó con la llegada del COVID-19, lo que la llevó a considerar trabajar en una empresa de campismo. Sin embargo, las luchas y desafíos que enfrentó en esta empresa la llevaron a tomar la decisión de no volver a trabajar para el estado.
Amelia enfatiza su creencia en la productividad y eficiencia del sector privado, citando ejemplos de negocios privados prósperos en Cuba. Ella argumenta que el sector privado es más efectivo y ofrece oportunidades para la prosperidad económica.
Finalmente, la autora explica su motivación para usar sus redes sociales para denunciar la ineptitud, la mala gestión, la crisis económica y las injusticias en Cuba. Ella subraya que no busca ser una líder, sino compartir sus opiniones y experiencias de vida.
Amelia concluye su publicación al reafirmar su derecho a cambiar de opinión y a expresar sus creencias, así como su deseo de no disculparse ante los que intentan desacreditarla. También aclara su historial de matrimonios para evitar malentendidos.