En un giro sorprendente, Miguel Díaz-Canel, el presidente de Cuba, se reunió en Nueva York con un grupo de empresarios cubanoamericanos para discutir posibles oportunidades de inversión y cambios en la economía cubana. Sin embargo, las implicaciones detrás de esta reunión plantean interrogantes sobre la verdadera intención de Cuba y su capacidad para implementar reformas significativas.
En un tweet, Díaz-Canel compartió la noticia: «Iniciamos jornada de hoy en el marco del 78 periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU, con encuentro con empresarios estadounidenses, a quienes actualizamos sobre nuevas oportunidades de negocios en Cuba y transformaciones en nuestra economía».
Estas declaraciones se producen en medio de informes que sugieren que Cuba está considerando permitir que los cubanoamericanos inviertan y posean negocios en la isla. No obstante, esto plantea desafíos legales significativos, dada la historia de expropiación de la propiedad privada por parte del régimen cubano en nombre del «interés nacional».
Ralph Patiño, un abogado de Miami presente en la reunión, expresó sus dudas: «Este es el perro que se muerde la cola», sugiriendo una falta de avances tangibles en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Patiño, quien apoyó previamente los esfuerzos de deshielo durante la administración de Barack Obama, lamentó que Cuba no haya aprovechado mejor las oportunidades pasadas para mejorar sus relaciones internacionales.
La reunión contó con la presencia de destacados empresarios cubanoamericanos como Mike Fernández, Ariel Pereda, Carlos Saladrigas y Hugo Cancio, quienes expresaron su interés en expandir las oportunidades de negocio en Cuba. Sin embargo, la verdadera pregunta es si estas oportunidades beneficiarán a la población cubana o se centrarán únicamente en el mercado de los cubanos en el exilio que envían recursos a sus familiares y amigos en la isla.
John Kavulich, presidente del Consejo Económico y Comercial EEUU-Cuba, expresó su escepticismo acerca de la reunión, afirmando que las autoridades cubanas no ofrecieron detalles concretos sobre sus planes y que las promesas hechas parecían vagas. En sus palabras, fue «una oportunidad perdida».
A pesar de la incertidumbre, se ha confirmado que un grupo de 50 propietarios de micro y pequeñas empresas cubanas visitarán Miami en busca de oportunidades comerciales y para comprender las regulaciones estadounidenses. Según informes, la administración de Joe Biden podría anunciar medidas que faciliten las actividades financieras de estas empresas en territorio estadounidense, permitiéndoles abrir cuentas bancarias y operarlas desde Cuba, lo que podría impulsar sus operaciones comerciales.
Aunque estas discusiones parecen apuntar hacia una mayor apertura económica entre Cuba y los Estados Unidos, la verdadera medida de cambio será la capacidad de Cuba para implementar reformas significativas y garantizar que las inversiones benefician a la población en general y no solo a un pequeño grupo de élites.