El nuevo ferry que cubre la ruta hasta la Isla de la Juventud se ha convertido en un calvario de incomodidades para los cubanos

Redacción

Un cubano ha compartido su desgarradora experiencia al viajar en el ferry Perseverancia, que recientemente comenzó a operar en la ruta Gerona-Batabanó, conectando la Isla de la Juventud con el archipiélago cubano. Según su relato, el viaje se convierte en un auténtico “calvario” debido a una serie de decisiones que él considera arbitrarias y problemáticas.

A través de Twitter, este internauta detalla el suplicio de viajar en el ferry, destacando los inconvenientes que los pasajeros enfrentan desde el momento del abordaje. Según sus palabras, el proceso comienza con el chequeo a las 10:00 de la noche en Gerona, pero el ferry no parte hasta las 12 de la medianoche. Además, una vez que llega a su destino en Batabanó a las 6 de la mañana, los pasajeros no pueden desembarcar hasta las 8 de la mañana.

Si bien esta pérdida de tiempo podría ser frustrante en sí misma, el viajero señala que el viaje de regreso es aún más desafiante y desagradable. En sus propias palabras, “el verdadero Calvario es hacia atrás”. Explica que el proceso de regreso comienza con la revisión de los pasajes a las 2 de la madrugada. Luego, a las 6 de la mañana, los llevan a Batabanó y el ferry de regreso a Gerona parte a las 10 de la mañana, llegando a su destino a las 4 de la tarde.

Este itinerario, según el narrador, crea dificultades adicionales para personas que residen en áreas apartadas de La Habana, así como para aquellos que provienen de provincias o viajan con bebés. También menciona la complicación que enfrentan los ancianos y enfermos, dada la complejidad del transporte en La Habana para llegar a la terminal de 26 a las 2:00 de la madrugada.

El cubano, en un tono crítico, denuncia el sistema socialista cubano y su falta de consideración hacia las personas. Afirma: “¡Así funciona el socialismo! ¡Lo último que les importa es la gente! Porque no somos clientes, somos molestias y tenemos que estar agradecidos por la ¡Revolución!”. También resalta otras arbitrariedades dentro del ferry que hacen que el viaje sea insufrible, incluyendo la prohibición de que las personas caminen en el barco y la presencia de una gran cantidad de policías por si los pasajeros actúan de manera inapropiada.

El narrador expresa su preocupación por el futuro del catamarán, un medio alternativo de transporte. Temen que el gobierno cubano continúe disminuyendo la frecuencia de los catamaranes y los redirija hacia rutas turísticas, como Cayo Largo del Sur. Esto, según su perspectiva, sigue un patrón que han observado en acciones anteriores del gobierno cubano.

El relato de este cubano pone de manifiesto los desafíos y la frustración que enfrentan los ciudadanos cubanos en su búsqueda de viajar entre las islas y provincias de Cuba. La falta de consideración por las necesidades y comodidad de los pasajeros se suma a las dificultades que muchos ya enfrentan en su vida cotidiana en Cuba.