En medio de la desesperación y la incertidumbre, un grupo de diez madres en Pinar del Río, cuyas vidas se vieron devastadas por el huracán Ian, se han visto obligadas a tomar medidas extraordinarias. Tras perder sus hogares y enfrentar la amenaza de desalojo, estas valientes mujeres emprendieron un viaje a La Habana en busca de respuestas y soluciones, y se presentaron en el Consejo de Estado.
La devastación causada por el huracán Ian dejó a estas madres sin refugio, y como último recurso, ocuparon una escuela en el municipio de San Juan y Martínez. Su lucha por un techo sobre sus cabezas ha capturado la atención de la comunidad y la prensa independiente.
Cubanet informó que cinco de estas diez madres, acompañadas por sus hijos, buscaron ayuda en las Oficinas de Atención a la Población del Consejo de Estado después de que el gobierno local no proporcionara ninguna solución ni respuesta a su angustiante situación de vivienda.
Dianelys Álvarez Ponciano, una de las madres afectadas y madre de dos niños, compartió su experiencia con Cubanet. Relató que su hogar fue devastado por el huracán en septiembre de 2022, dejándola sin más opción que refugiarse en la Escuela Primaria «José de la Luz y Caballero» junto a otras nueve madres en una situación similar.
Durante el paso del huracán, las autoridades no las evacuaron, y sus hogares quedaron en ruinas. Desde entonces, su única respuesta por parte de las autoridades locales ha sido amenazarlas con la pérdida de la custodia de sus hijos y la reubicación en hogares del estado.
El Consejo de Estado les dio un plazo de un mes para ofrecer una respuesta a su apremiante problema de vivienda. Sin embargo, según Álvarez Ponciano, sus preocupaciones fueron recibidas con una retórica repetitiva que ya habían escuchado en su municipio de origen, San Juan y Martínez.
La situación de las madres no es única. Keyla Peraza López, otra de las afectadas, relató cómo después del huracán, las autoridades locales le prometieron 30 planchas de zinc para reconstruir su hogar, pero cuando fue a buscarlas, se habían esfumado en la burocracia. Damisela Monterrey Cardoso también compartió su experiencia de recibir un subsidio para materiales de construcción, pero nunca recibió los bloques prometidos para reconstruir su casa.
Ahora, ante la amenaza inminente de desalojo, estas madres están exigiendo las casas que les fueron prometidas por las autoridades. Su lucha resalta la cruda realidad que enfrentan muchas personas en Cuba después de eventos climáticos devastadores y pone de manifiesto la necesidad urgente de una respuesta gubernamental efectiva.