En Cuba, el régimen ha sido señalado por la plataforma Cubalex por su preocupante empleo de un recluso común, un exboxeador de nombre Lewis Calas Herrera, como un instrumento de agresión hacia otros prisioneros en la cárcel de Pinar del Río.
Un comunicado de Cubalex en Twitter ha arrojado luz sobre esta inquietante situación, suscitando una creciente preocupación en cuanto al respeto de los derechos humanos dentro del sistema penitenciario cubano.
Lewis Calas Herrera, cuya imponente estatura de 1.80 metros y peso de 200 libras delata su pasado como boxeador, desempeña el cargo de «Disciplina» en la Compañía No. 1 de la Prisión Provincial de Pinar del Río. Bajo las órdenes del Jefe de Orden Interior, Lázaro Castillo Placencia, y el reeducador Primer Teniente Nivaldo, se le emplea para someter físicamente a otros reclusos.
Según las denuncias recibidas por la organización de derechos humanos, un total de 18 prisioneros afirman haber sido víctimas de abusos a manos de Lewis Calas Herrera. Las autoridades penitenciarias le instruyen para que agreda a los internos «desde el cuello hacia abajo». A cambio de estos actos violentos, se le permiten visitas clandestinas en las que recibe como recompensa cigarrillos y alimentos.
Cubalex también ha destacado que este tipo de violencia ya había sido denunciado previamente por Yury Almenares, un activista del Movimiento Cívico Democrático «Una Nueva República». Arnaldo Zapata Tamayo, quien sufrió golpizas similares en el Combinado del Este, añadiendo aún más preocupación sobre la posible recurrencia de esta práctica en las prisiones bajo el control del régimen cubano.
El comunicado emitido por Cubalex reza:
#CubalexDenuncia: Lewis Calas Herrera, preso común que trabaja como «Disciplina» en la compañía No. 1 de la Prisión Provincial de Pinar del Río, es usado por el Jefe de Orden Interior Lázaro Castillo Placencia y el reeducador Primer Teniente Nivaldo, para golpear a otros reclusos. pic.twitter.com/hwVXfluofp
— Cubalex (@CubalexDDHH) September 5, 2023
Lewis, con sus 200 libras de peso y una altura de 1.80 metros, ostenta un pasado como boxeador. A este respecto, se han presentado denuncias de 18 reclusos que han sufrido abusos a su mano. Las autoridades penitenciarias le ordenan agredir a los internos «desde el cuello hacia abajo». A cambio, se le permiten visitas clandestinas en las que recibe cigarrillos y comida como compensación.
La denuncia de esta forma de violencia, que consiste en golpear a los prisioneros desde el cuello hacia abajo, ya había sido expuesta anteriormente por Yury Almenares en el Combinado del Este.
