En medio de una controversia mediática que involucra a jóvenes soldados en Rusia, reclutados en Cuba, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba ha emitido un comunicado oficial anunciando la detección de una red de tráfico de personas procedente de Rusia. Esta red reclutaba a ciudadanos cubanos con el fin de involucrarlos en el conflicto entre el Kremlin y Ucrania.
Según el comunicado publicado en el sitio web oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, el “Ministerio del Interior ha detectado y está trabajando en la neutralización y desarticulación de una red de tráfico de personas que opera desde Rusia para incorporar a ciudadanos cubanos que residen allí, e incluso algunos que provienen de Cuba, a las fuerzas militares que participan en operaciones bélicas en Ucrania. Se han frustrado intentos de esta índole y se han iniciado procedimientos penales contra las personas involucradas en estas actividades”.
Este anuncio surge en medio de un escándalo mediático relacionado con las confesiones de jóvenes soldados en Rusia que fueron reclutados en Cuba bajo la promesa de trabajar en la reconstrucción del país. Sin embargo, una vez en Rusia, fueron entrenados y destinados a las líneas de combate en lugar de realizar las tareas de reconstrucción y apoyo prometidas. Según estas confesiones, varios cientos de cubanos se encuentran en esta situación.
El canciller Bruno Rodríguez Parrilla, en su perfil oficial de Twitter, ha hecho hincapié en que Cuba está enfrentando “operaciones de trata de personas con fines de reclutamiento militar”, utilizando un lenguaje que busca eximir de responsabilidad al gobierno de Miguel Díaz-Canel y a los órganos de Seguridad del Estado.
Resulta desconcertante que una operación de tráfico internacional de personas de esta magnitud haya podido llevarse a cabo sin el conocimiento de las máximas autoridades en Cuba. El régimen cubano ha ejercido un control absoluto sobre todos los aspectos económicos, políticos y sociales de la Isla desde 1959, lo que plantea interrogantes sobre cómo pudo ocurrir semejante operación sin el conocimiento del gobierno.
Además, es importante tener en cuenta los estrechos lazos históricos entre La Habana y Moscú, que podrían verse afectados a raíz de la detección de individuos que, en última instancia, fortalecieron las filas del ejército ruso en el conflicto de Ucrania, que ha sido una prioridad para Vladimir Putin desde principios de 2022.
El modus operandi de la red dentro de Cuba implicaba la propagación de rumores de que el gobierno ruso estaba contratando personal civil para la reconstrucción en el extranjero, particularmente en Ucrania. Los contratos requerían compromiso de permanencia y aceptación de órdenes militares bajo la amenaza de ser acusados de deserción y enfrentar largas penas de prisión. Dado que los contratos estaban en ruso y no se permitía su traducción, muchos cubanos solo se centraron en la parte monetaria ofrecida, que oscilaba en torno a los 2,300-2,400 dólares al mes, y aceptaron la oferta sin entender completamente sus implicaciones.
Los trámites para el reclutamiento los gestionaban tres mujeres en Cuba, una cubana y dos rusas, que en apenas dos días tramitaban los “contratos de empleo”, pasaportes y boletos de viaje a Rusia. Estos cubanos partían hacia Rusia desde el aeropuerto de Varadero en un vuelo que transportaba a 200 ciudadanos.
Una vez en Moscú, eran recibidos por militares cubanos y rusos y trasladados a una escuela de deportes donde se les sometía a exámenes médicos y se iniciaban los trámites para adquirir la ciudadanía rusa, requisito para unirse al ejército. Pocos días después, comenzaban su entrenamiento militar y eran destinados a las líneas de combate en Ucrania, sin acceso a recursos para apelar las órdenes o recibir información adicional. En cuanto a sus salarios de 200,000 rublos (aproximadamente 2,065 dólares), el primer pago era depositado y luego retirado para cubrir los gastos de gestión y el traslado a Rusia.
Este escándalo de tráfico de personas desde Rusia a Cuba ha conmocionado a la opinión pública internacional y plantea preguntas incómodas sobre la responsabilidad y el conocimiento del gobierno cubano en este asunto. A medida que se desarrollen las investigaciones y se revelen más detalles, es probable que este incidente continúe generando atención y controversia en todo el mundo.