La realidad de la prostitución en Cuba es un tema que ha cobrado relevancia en los últimos tiempos, y los jóvenes españoles Guillem y Lucas se adentraron en las calles de La Habana para conocer de primera mano las experiencias de aquellos que se ganan la vida en esta industria nocturna. A través de conmovedoras entrevistas, tres chicas cubanas de 19, 20 y 22 años compartieron sus desgarradores testimonios sobre la prostitución en la isla.
Las jóvenes, que se identificaron como “jineteras”, revelaron que en medio de la creciente competencia en la capital cubana, pueden llegar a cobrar entre 150 y 200 dólares por sus servicios. Sus motivaciones para adentrarse en esta profesión están intrínsecamente relacionadas con la difícil situación económica que enfrentan en Cuba.
“Nos gusta el dinero y la cosa está mala”, expresó una de las chicas entrevistadas por Guillem y Lucas. Es importante destacar que estas jóvenes habían completado sus estudios hasta el duodécimo grado, pero se vieron obligadas a buscar alternativas para sobrevivir en medio de las dificultades económicas.
Uno de los aspectos más impactantes de estas entrevistas fue la revelación de que, en ocasiones, estas jóvenes se ven involucradas en situaciones desagradables con sus clientes extranjeros. La coerción y las amenazas se convierten en una realidad recurrente en sus vidas.
“Nosotras nos fajamos con ellos y nos tienen que pagar obligados, los amenazamos muchas veces, porque ellos nos amenazan”, relató una de las entrevistadas. Sin embargo, subrayaron que su participación en esta profesión se debe a una necesidad imperante, impulsada por la precariedad económica que enfrentan en un país donde los salarios son insuficientes para cubrir las necesidades básicas.
Según las jóvenes, la prostitución les ofrece una oportunidad para obtener ingresos sustanciales en comparación con otras opciones de empleo en Cuba. “Esta vida aquí en Cuba es la mejor, porque el Estado te pasa un mes trabajando y lo que te pagan son 3,000 pesos. Entonces, aquí, en un día tú haces 200 americanos… En una semana puede que tengamos 500 americanos, más o menos, depende”, explicaron.
Además de las jóvenes, uno de los entrevistados fue un profesor de español y literatura que también se dedica a la prostitución. Este individuo compartió su experiencia personal, incluyendo un encuentro en el que un cliente lo agredió físicamente, dejándole una marca en su cuerpo. A pesar de las dificultades y riesgos que implica su profesión, el cubano afirmó que no planea abandonar su país y que ama a Cuba tal como es.