En Cuba, una madre responsable de dos hijas menores de edad se ve obligada a realizar diversos trabajos para poder sobrevivir y proporcionar alimentos a su familia.
Milagros Batista Martínez, residente en Holguín, quedó viuda el año pasado tras un accidente de tráfico en el que falleció su esposo, y actualmente no recibe pensión alguna.
“Quedé sola con dos niñas y la tramitación de la pensión ha estado muy lenta”, explicó a la agencia CubaNet.
Milagros se encuentra en las calles prácticamente todos los días, tanto de día como de noche, buscando latas para recoger. “Recojo latas y las vendo como material reciclable. Hoy vendí dos sacos y me pagaron 40 pesos”, relató.
Sin embargo, su salud se encuentra deteriorada debido a un accidente automovilístico en el que fue atropellada, sufriendo lesiones graves en las piernas y la cadera.
A pesar de sus limitaciones físicas, su situación precaria la obliga a emprender otras tareas, como el lavado de ropa y la limpieza de casas.
“Lavo la ropa de quien me lo pida. Ayer lavé la ropa completa de unos médicos y gané 100 pesos”, mencionó.
Aunque las largas jornadas de trabajo le causan dolor, no puede darse el lujo de descansar. “El médico me recomendó reposo, evitar esfuerzos físicos y estar menos tiempo de pie. Pero no puedo cumplir con eso y debo trabajar por mis hijas”, destacó.
La pobreza sigue afectando a un número creciente de familias en Cuba, quienes a menudo se ven forzadas a realizar tareas degradantes para sobrevivir.
En julio pasado, CubaNet compartió la historia de una anciana y su sobrino de 10 años que mendigan en las calles de Holguín para conseguir alimentos. Recorren a diario casi tres kilómetros desde su hogar hasta el centro de la ciudad, esperando recibir ayuda. Sin embargo, a veces regresan con las manos vacías después de una larga caminata bajo el sol, pasando hambre.
La anciana denunció que el niño suele faltar a la escuela para buscar dinero o comida.
En mayo, Silverio Portal Contreras, un opositor, difundió una imagen de una madre agachada recogiendo lo que parecían ser bloques de construcción de juguete en un enorme vertedero de La Habana, con la ayuda de su hijo.
“Observen esto, observen esto, recolectando juguetes de la basura. Una madre y su hijo. Es increíble. Y a la gente parece no importarle, a la gente parece no importarle nada”, declaró Portal.
Esta mujer, cuyo nombre no fue revelado, vive en condiciones precarias junto a sus tres hijos, y recurrió a esta acción como último recurso para obtener dinero y adquirir alimentos a precios exorbitantes.
