Fran Enrique Rodríguez, nacido en Cuba, encontró en Nicaragua el escenario perfecto para lanzarse a la aventura emprendedora a través de la creación de pan completamente cubano. Hace un año y medio, tomó la decisión de trasladarse a este país y perseguir sus aspiraciones.
Junto a su esposa, emprendió el viaje a Nicaragua y dio sus primeros pasos como asistente en una panadería local, con la intención de absorber tanto la cultura del lugar como los sabores autóctonos que esta tierra le ofrecía.
«Desde los 14 años aprendí el arte de hacer pan, así que sabía que al llegar aquí, eso sería a lo que me dedicaría. Pero estaba decidido a llevar a cabo mi plan de tener mi propia panadería y fusionar las dos culturas panificadoras en mis productos», relata con entusiasmo.
Iniciaron su emprendimiento en el municipio de El Crucero, aunque en cierto momento las ventas experimentaron una disminución. Fue entonces cuando decidieron trasladarse a los Altos de Motastepe, llevando sus productos hasta el residencial San Andrés, en Ciudad Sandino. Hace apenas 12 días, instalaron su negocio en Enel central 75 varas abajo, frente al estacionamiento del Casino Princess.
«En este momento, ofrezco un pan en particular llamado la Rosa Karina, que lleva jalea de piña, fruta conservada y se rocía con almíbar con sabor a canela. Son productos que aquí son autóctonos y que allá en mi país eran difíciles de conseguir, y aquí los estamos desarrollando», comparte con entusiasmo.
Entre la variedad de panes que presenta, este experto en el mundo de la panificación incluye el patí, el pan de mantequilla, el pan simple, el redondo, el Toshiba, la baguette, el pico y manjar, entre otros. En total, puede elaborar hasta 121 productos diferentes, gracias a sus años de experiencia en el oficio.