Durante la noche del 24 de agosto, una familia de cubanos recién llegados a Estados Unidos sufrió un trágico accidente de tráfico que les costó la vida. En el fatídico suceso, perdieron la vida Oscar Rolando González Luque, de 21 años; Yahil Pérez Hernández, de 50 años y María Elena Hernández Ojeda, de 73 años.
La familia había llegado a Estados Unidos hace aproximadamente ocho meses, tras cruzar la frontera en busca de mejores oportunidades. Oscar, el hijo menor, llevaba viviendo en el país norteamericano apenas un año. Desafortunadamente, su tiempo en su nuevo hogar se vio truncado por la irresponsabilidad de otro conductor.
Según los informes, un conductor ebrio impactó contra el automóvil en el que viajaba la familia, causando el fatal desenlace. No solo resulta devastador pensar en las vidas perdidas, sino también en el impacto emocional que este trágico evento ha tenido en los familiares que han dejado atrás en Cuba. La noticia de la tragedia ha conmovido profundamente a todos aquellos que conocían y amaban a la familia.
Una de las sobrevivientes del accidente, Ailyn, ha tomado la iniciativa de recaudar fondos para los gastos funerarios de sus seres queridos. Ailyn relató cómo se enteraron de la tragedia y cómo sus vidas se vieron alteradas en cuestión de segundos. El cumpleaños de su padrastro los llevó a salir a cenar como familia, pero al regresar a casa notaron que algo no andaba bien. Preocupados, buscaron información sobre posibles accidentes en las cercanías y, para su horror, descubrieron uno muy cerca.
“El carro se encontraba incrustado en los árboles, había muchos policías y no nos permitieron pasar. Nos informaron que los habían enviado al hospital y que debíamos ir para allá. En ese lugar nos dieron la terrible noticia que devastó a la familia”, dijo Ailyn con pesar.
Según las investigaciones, el conductor de una camioneta Ford F250 había cruzado un semáforo en rojo a una velocidad de 100 millas por hora en una intersección, impactando de lleno al Honda Fit 2010 en el que viajaba la familia. El conductor irresponsable se encontraba en estado de embriaguez y, según testigos presenciales, conducía en sentido contrario antes de la colisión.
Este trágico evento ha dejado a la familia cubana en completa desolación. Su corto tiempo en este nuevo país que consideraban maravilloso se ha visto teñido de dolor y pérdida. La irresponsabilidad de una sola persona cambió drásticamente el curso de sus vidas y ahora deben enfrentar las consecuencias irreversibles.
El sufrimiento que experimentan los seres queridos que han quedado atrás en Cuba es inmenso. Pero también es un recordatorio del poder de la solidaridad y el apoyo comunitario. La familia ha hecho un llamado a la generosidad de quienes puedan brindarles ayuda en este momento tan difícil. Cualquier contribución será invaluable para cubrir los gastos funerarios y permitirles honrar la memoria de sus seres queridos de manera digna.