En un reciente giro de los acontecimientos, las Casas de Cambio (Cadeca) han reanudado la venta de dólares y otras divisas extranjeras a la población en Cuba, luego de una suspensión que puso en evidencia desafíos tecnológicos y económicos. Esta situación ha desencadenado un debate sobre la capacidad del régimen castrista para implementar transacciones digitales y bancarización en un contexto de infraestructura tecnológica frágil.
El anuncio inicial de la suspensión se originó en un comunicado oficial de la dirección nacional de Cadeca, indicando que la venta de divisas extranjeras quedaba suspendida hasta nuevo aviso. Los problemas con la aplicación informática Ticket, utilizada para gestionar los turnos de venta de dólares en el país, habían generado inconvenientes desde el viernes previo.
Sin embargo, una actualización emitida el sábado por la tarde comunicó la reanudación del servicio a través de las oficinas de Cadeca autorizadas, a partir del lunes. El uso de la aplicación Ticket, que permite a los usuarios obtener turnos para la venta de Monedas Libremente Convertibles, se reactivaría tras los esfuerzos de los especialistas por resolver los problemas técnicos.
Esta interrupción puso de manifiesto el desafío tecnológico que enfrenta el país en su intento de avanzar hacia una mayor digitalización de las transacciones financieras. La infraestructura de datos que sustenta la aplicación Ticket presentó fallas, dejando a los cubanos en la incertidumbre respecto a la adquisición de divisas extranjeras y otros servicios.
Ticket, desarrollada por la Empresa de Tecnologías de la Información para la Defensa (Xetid) y la Universidad Central ‘Marta Abreu’ de Las Villas, ha cobrado relevancia en un escenario donde la escasez y la demanda son una constante. Esta solución informática no solo gestiona la venta de divisas, sino que también permite reservar turnos para trámites en el Registro Civil y en los Servicupet, donde se comercializa el combustible racionalizado.
La falla de más de un día en la aplicación generó caos y ansiedad entre los cubanos que dependen de los turnos virtuales para acceder a servicios y productos esenciales. Además de las complicaciones individuales, esta situación ha avivado un debate más amplio sobre la capacidad del régimen para abrazar la era digital.
Muchos cubanos han aprovechado esta coyuntura para destacar las limitaciones del régimen castrista en su intento de migrar hacia transacciones digitales y bancarización. La fragilidad de la infraestructura tecnológica del país se ha convertido en un obstáculo evidente en este camino.
La incursión en la era digital requiere no solo de voluntad, sino de una inversión y desarrollo adecuados para garantizar un sistema robusto y confiable.