En medio de la creciente crisis económica y la aguda escasez de productos en Cuba, una alarmante escena ha sacudido a la sociedad. La reconocida actriz y activista Kiriam Gutiérrez Pérez compartió en redes sociales la imagen de un colador en venta por 2,500 pesos en una tienda estatal.
Este precio, casi equivalente al salario promedio de un trabajador cubano, pone de manifiesto la asfixiante situación financiera que enfrentan los ciudadanos.
El colador en cuestión, exhibido en un establecimiento en la calle 42 y 11 del municipio Playa en La Habana, se ha convertido en un símbolo de la disparidad entre la realidad económica y las políticas gubernamentales. Junto a él, se ofrecen cuchillos de cocina a 700 y 800 pesos, acentuando la sensación de inaccesibilidad a productos básicos.
La denuncia de Gutiérrez Pérez no solo evidencia la lucha diaria de los cubanos por sobrevivir, sino que también arroja luz sobre las consecuencias de las medidas implementadas por el gobierno.
En su publicación, la activista destaca cómo las reformas, en lugar de mejorar la situación, han agudizado la desigualdad y el malestar en la población. Además, enfatiza que estas políticas han creado una brecha económica en la que surgen nuevos ricos mientras otros se hunden en la pobreza.
La figura del colador se convierte en una metáfora de Cuba, por donde fluyen tanto las esperanzas de los que buscan un futuro mejor como la opresión y la desigualdad que persisten en la isla.
Esta cruda realidad se desarrolla en el contexto de la política de reordenamiento monetario implementada a principios de 2021. Aunque el gobierno estableció un salario mínimo de 2,100 pesos (CUP), la inflación ha superado el 40 por ciento, erosionando aún más el poder adquisitivo de la población.
Las pensiones, que oscilan entre los 1,528 y 1,733 CUP, resultan insuficientes para cubrir las necesidades básicas en un entorno caracterizado por la carestía y el encarecimiento generalizado de los productos.
