Los bajos salarios no son el único desafío que enfrentan los trabajadores en Cuba. Las dificultades para sobrevivir en medio de la crisis del país van mucho más allá. En la actualidad, encontrar un empleo con condiciones mínimas y una remuneración decente es una cuestión de suerte o de cumplir con una serie de requisitos de «extrema exigencia».
Encontrar una oferta laboral en el sector estatal puede resultar más sencillo, especialmente debido a la pérdida de personal que han experimentado empresas y otras entidades en Cuba, a medida que muchas personas emigran para escapar del caos imperante en el país. Las vacantes están disponibles, pero el aumento de los precios en la mayoría de los productos alimenticios y artículos esenciales, así como el incremento del valor del dólar, ha dejado los salarios en cifras insignificantes, que no justifican someterse a jornadas laborales estrictas.
Por otro lado, en el ámbito privado, los diferentes negocios, las micro, pequeñas y medianas empresas, y otras variantes, han establecido requisitos para la selección de candidatos que complican el acceso al empleo. Por ejemplo, en el caso de dependientes en puntos de venta de alimentos como panaderías, dulcerías o pizzerías, muchos dueños o administradores prefieren a mujeres de mediana edad, sin hijos pequeños y, preferiblemente, con una apariencia física llamativa.
Aunque este tipo de fenómenos no se pueden generalizar, basta con hacer una búsqueda en la sección de ofertas de empleo en el sitio web Revolico. Allí se pueden encontrar opciones variadas, pero destaca especialmente la aclaración «se buscan dependientas mujeres» en el caso de cafeterías y negocios similares que tienen interacción directa con el público. Además, se establecen restricciones de edad y un detalle importante: no tener hijos o, al menos, no tener niños menores de edad.
Este aspecto específico representa un obstáculo para las madres cubanas que necesitan encontrar trabajo para alimentar a sus hijos en tiempos tan difíciles. Por ejemplo, el 1 de agosto, una tienda en La Habana Vieja publicó un anuncio en busca de una vendedora de ropa y calzado:
«Las interesadas deben enviar los siguientes datos por WhatsApp o Telegram y esperar una entrevista: posición que solicitan, edad, dirección, estado civil, número de hijos menores, profesión, experiencia laboral, último trabajo y una foto de cuerpo completo».
Otro anuncio solicitaba una cuidadora para dos niños en el mismo municipio habanero. Las exigencias eran: «Mujer física y psicológicamente apta, disponible desde septiembre hasta enero. Sin hijos pequeños. Dispuesta a tiempo completo para cuidar a los niños y encargarse de las tareas del hogar».
Aunque algunos de estos requisitos pueden provenir de particulares, muchas empresas y pequeños negocios también se han sumado a esta tendencia. Parece que las cualidades laborales no son suficientes y se deben cumplir con una serie de detalles adicionales para acceder a un puesto de trabajo.
En la propia red de ofertas de Revolico, un quiosco que vende artículos religiosos en la calle Monte busca una vendedora mujer, «mayor de 30 años, sin hijos menores, con conocimientos en religión y disponibilidad para trabajar los siete días de la semana».
A finales del mes pasado, Estefani García, una madre cubana desesperada por encontrar una fuente de ingresos, denunció en un grupo de Facebook que, para obtener un puesto de dependienta en una tienda de dulces y pan, los solicitantes debían ser mujeres mayores de 25 años, residentes de Arroyo Naranjo o Diez de Octubre y, lo más discriminatorio, no tener hijos menores de diez años.
Aunque muchos anuncios no mencionan todas las exigencias, es común encontrar estos requisitos que «complican las cosas», como se diría en Cuba, para quienes necesitan trabajar para sobrevivir en una sociedad donde ni siquiera hay garantías de hacerlo dignamente.
No parece casualidad, entonces, que al recorrer una avenida céntrica de La Habana, como la Calzada del Cerro, prácticamente todas las dependientas sean mujeres, en su mayoría jóvenes o mujeres de mediana edad con buena apariencia física. Esto, junto con la ausencia de responsabilidades familiares, son en la actualidad aspectos valiosos en un currículo.
Además, existen otros requisitos, como el lugar de residencia, impuestos por los negocios debido al deficiente transporte público en La Habana. Mercedes Baliño, de 53 años, quien vive en la localidad de La Palma, en el municipio de Arroyo Naranjo, comparte su experiencia: «Estuve tres meses sin trabajo porque decidí dejar mi puesto de recepcionista en el Hospital Nacional, cuyo horario resultaba asfixiante por un salario de 3,000 pesos al mes. Sin embargo, el cambio resultó más difícil de lo que pensaba».
Mercedes explica que cada vez que intentaba encontrar otro trabajo mejor remunerado, se topaba con limitaciones. «No importaba si se trataba de limpiar pisos o cuidar a personas mayores, lo importante era encontrar algo que me permitiera ganar más que en el hospital. Contacté a muchas personas que ofrecían puestos en Facebook o Revolico, y aunque no me importara la edad, me decían que vivía demasiado lejos».
«¿Puedes imaginar que simplemente por vivir en La Palma no pueda trabajar en el Vedado, incluso si me comprometo a llegar temprano? Les decía dónde vivía y en ese momento me decían que lo sentían mucho, pero que quedaba descartada porque buscaban a alguien que viviera cerca, ya que el transporte es muy deficiente y pronto habría retrasos», lamenta Mercedes.
Casos como el suyo son comunes, especialmente entre mujeres, quienes han estado sin empleo durante meses debido a su edad, apariencia física o por tener hijos pequeños. Algunas han decidido den