Demolición de la mansión Al Capone en Miami marca el final de una Historia Legendaria (+FOTOS)

Redacción

En el vibrante corazón de Miami, en el número 93 de Palm Avenue, se erige una mansión que ha sido testigo de incontables historias y controversias desde su construcción en el verano de 1922. Esta icónica residencia, completada en noviembre del mismo año, se ha convertido en un punto focal de atención y polémica a lo largo de su primera década de existencia.

La génesis de esta mansión se remonta al pionero de Miami, Clarence Busch, quien en colaboración con Locke T Highleyman, fue responsable del desarrollo de Palm y Hibiscus Islands en la década de 1920. En sus inicios, esta villa fue concebida como una casa especulativa por Busch. Sin embargo, poco después, en mayo de 1923, fue cedida a George Callahan a cambio de un edificio comercial de dos pisos en 1504 West Flagler Street.

La suerte de la propiedad cambió de manos en repetidas ocasiones. Callahan la transfirió por $75,000 en julio de 1924 a James Popham. No obstante, Popham la vendió a Leslie Winik en octubre de 1925 por un valor inferior al precio de adquisición, sumando además una nota hipotecaria a favor de la familia Winik. Tristemente, en agosto de 1927, la hipoteca fue ejecutada debido al impago de Winik.

La primavera de 1928 marcó el regreso de la mansión al mercado. En ese momento, J.N. Lummus Jr., el alcalde de Miami Beach, presentó una oferta en representación de Parker Henderson Jr. Aunque inicialmente se creyó que Henderson era el comprador, la verdad emergió: el dueño real era el notorio gánster Al Capone.

Desde 1928 hasta su fallecimiento en 1947, Capone, uno de los criminales más infames de la nación, convirtió esta mansión en su hogar. Posteriormente, la propiedad albergó a la viuda de Capone, Mae, y a su hijo Sonny, hasta que Mae la vendió en 1952 por $54,000.

Después de más de un siglo en Palm Island, la mansión llegó a su punto final en 2023. En octubre de 2021, Albert Claramonte, fundador de Surfaces Southeast, Inc., adquirió la propiedad por $15.5 millones. Sin embargo, en lugar de preservar este monumento histórico, Claramonte optó por demoler la villa y todas sus estructuras circundantes, con la intención de erigir una nueva residencia que abarcará tanto el terreno original de Capone como el lote adyacente que posee.

La mansión en el 93 de Palm Avenue no es meramente una estructura; encarna una rica historia y evolución de Miami. A pesar de que ya no permanecerá en pie, su legado y las narraciones que resguardó seguirán arraigados en la memoria colectiva de la ciudad. En un acto que marca el final de una era, la demolición de esta mansión refleja tanto el paso del tiempo como la transformación constante de Miami a lo largo de los años.