El incremento de los precios en Cuba está generando preocupación y frustración en la población, llegando al punto de que productos esenciales como el tomate se encuentran fuera del alcance de muchos.
En medio de esta situación difícil, la activista Yamilka Laffita compartió su indignación en Facebook al escribir: «Señales de que estoy prosperando: 650 pesos (CUP) por una libra de tomates». Este sencillo comentario resalta la grave crisis económica que están enfrentando los cubanos, donde incluso algo tan común como el tomate se ha convertido en un artículo de lujo.
La locutora Marisela Alfonso Madrigal también expresó su inquietud: «En mi vecindario, a 600 pesos la libra. Yo solía pagar 400. Soy una empresaria autónoma y luchadora de toda la vida, no soy pobre ni rica, soy La Madrigal luchando contra la moneda». Su testimonio refleja la realidad de muchos ciudadanos que se esfuerzan por sobrevivir en medio de los altos costos.
La situación se torna aún más angustiante cuando los cubanos comparten sus experiencias personales. Uno de ellos comentó: «Hace dos semanas, seis tomates como esos costaban 900 pesos». Estos testimonios evidencian cómo los precios pueden aumentar drásticamente en cuestión de semanas, poniendo en aprietos a aquellos que ya están enfrentando dificultades económicas.
Las historias no se limitan solamente a los tomates. Algunos cuentan sus experiencias con otros alimentos básicos. «Compré cinco papas por 500 pesos, 100 pesos por cada papa. Luego me arrepentí de las ganas de comer papas», comentó uno de los cubanos. Otro añadió: «Compré ocho huevos por 530 pesos, el 10% de mi salario para ocho desayunos, mientras que los otros 22 días del mes desayuno es una lucha». Estos testimonios subrayan cómo la vida cotidiana se ha convertido en un constante desafío económico.
Una cubana expresó su desahogo sobre la situación general: «Está muy difícil, ni siquiera con diez mil pesos puedes alimentarte aquí, porque el plato de comida es el almuerzo y la cena diaria. Y estamos viviendo la realidad de que si almuerzas, no cenas, porque lo que te dan en la bodega no es suficiente». Estos comentarios reflejan la realidad de las dificultades para acceder a alimentos básicos y cómo los altos precios afectan directamente la capacidad de subsistir.
El descontento no se limita solamente a la cuestión alimentaria, sino que abarca aspectos más amplios de la vida cotidiana. Una persona comentó: «Haz los cálculos para ver si un cubano puede vivir con una mísera chequera. Ni siquiera un médico puede, porque como ya mencioné, la comida es todos los días y no puedes permitirte comprar un par de zapatos, ya que cuestan más que lo que ganas en un mes. Y lo demás que necesites, ¿cómo lo adquieres?». Estas palabras ilustran la difícil elección entre satisfacer necesidades básicas y afrontar otros gastos esenciales.
En medio de esta situación, una cubana reflexionó sobre la urgencia del problema: «La población está descontenta con la situación que estamos atravesando. Dicen que el pueblo tiene sed. No, el pueblo no tiene sed, lo que tiene es hambre. Véndanle un paquete de pollo, un litro de aceite, algo de comida. Los líderes ya no saben qué hacer. Claro, ellos tienen su seguridad garantizada, porque todos ellos están bien alimentados». Estas palabras resaltan la brecha entre las dificultades que enfrenta la población y la aparente seguridad de los líderes.