El Sistema de Salud Pública de Cuba enfrenta una situación complicada, agravada por la infausta crisis que ha llevado a un éxodo masivo de profesionales médicos. En un contexto donde muchos galenos han renunciado a su profesión debido a las condiciones precarias, las cifras divulgadas por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) son alarmantes: más de 12,000 médicos abandonaron el sistema en el transcurso de 2022.
El informe de la ONEI revela que el decrecimiento del personal médico ha afectado todas las áreas de la Salud Pública y Asistencia Social. Al cierre del año 2022, el número de médicos en la isla se redujo a 94,066, en comparación con los 106,131 registrados en 2021, lo que representa una disminución de 12,065 profesionales.
La reducción en el personal facultativo del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) fue una tendencia generalizada en el último año. De los 312,406 trabajadores que conformaban el sector, el número disminuyó a 281,098, marcando una diferencia de 31,308 personas menos a lo largo del año.
Diversos roles en el ámbito de la salud también experimentaron bajas considerables. Los estomatólogos, enfermeros, técnicos superiores, personal de nivel medio y básico, así como tecnólogos y «otros licenciados de la salud» contribuyeron a la disminución general de profesionales.
La escasez de personal en los hospitales cubanos es evidente y se refleja en las quejas recurrentes de padres y ciudadanos que experimentan la ausencia de especialistas. A pesar de que cientos de médicos son enviados en misiones que generan ingresos para el régimen cubano, la realidad en la isla es una imagen muy diferente: pacientes en filas y la falta de suministros básicos para un tratamiento adecuado.
Un caso especialmente conmovedor es el de Alina Arcos Fernández-Brito, una doctora que trabajaba en el Hospital Calixto García en La Habana. A través de las redes sociales, compartió un desgarrador mensaje anunciando su renuncia a la profesión médica debido a la falta de recursos para tratar y curar enfermedades. Alina resaltó que, además de la carencia de insumos, la imposibilidad de «vivir con dignidad o decoro» como médico, en referencia al insuficiente salario que se ha vuelto un tema recurrente en Cuba.