Un año después de la devastadora explosión en la Base de Supertanqueros de Matanzas, los carros de bomberos que quedaron calcinados y fuera de servicio debido al incidente han sido destinados a la chatarra, a pesar de las peticiones de grupos de la sociedad civil que abogaban por preservarlos en un museo en honor a los valientes bomberos.
La propuesta de convertir los carros de bomberos en una exhibición de museo tenía como objetivo mantener viva la memoria de la tragedia y el heroísmo de los bomberos que perdieron sus vidas luchando contra el incendio. El perfil de Facebook ‘Bomberos Cubanos’ expresó su descontento con la decisión del régimen cubano y recordó la importancia de que cada visitante al museo pudiera conocer la historia y mantenerla viva en sus memorias.
Sin embargo, a pesar de la significativa petición de la sociedad civil y del gremio de bomberos, las autoridades del régimen optaron por deshacerse de los vehículos, enviándolos a ser desmantelados como «materia prima» para chatarra. Este giro en la decisión ha generado descontento y críticas por parte de quienes consideraban que preservar estos carros de bomberos era esencial para rendir homenaje a los valientes rescatistas y recordar la trágica jornada.
La triste historia se remonta al 5 de agosto del año pasado, cuando un rayo impactó un tanque de combustible en la Base de Supertanqueros, desencadenando un devastador incendio. A pesar de los esfuerzos de un grupo de bomberos y personal de apoyo para controlar la situación, un repentino cambio en la dirección del viento provocó la ignición de otro tanque cercano, cobrándose la vida de 17 personas que se encontraban cerca de la zona afectada.
Las víctimas de este trágico incidente eran jóvenes bomberos y trabajadores que perdieron sus vidas en un acto de valentía. A pesar del emotivo homenaje llevado a cabo en la estación de bomberos de Matanzas en honor a los fallecidos, los familiares de las víctimas siguen esperando respuestas claras sobre lo sucedido y buscan que se establezcan responsabilidades en esta tragedia evitable.
La indignación aumenta al saber que cuatro de los fallecidos eran reclutas del Servicio Militar obligatorio, jóvenes sin experiencia en desastres de esta magnitud, que fueron enviados a la zona de riesgo. La falta de transparencia y el silencio del régimen cubano sobre este incidente han suscitado cuestionamientos y denuncias de propaganda.
A pesar de las propuestas para honrar a las víctimas y esclarecer lo sucedido, el régimen ha anunciado su intención de construir un mausoleo en memoria de los fallecidos en este trágico incidente. Este desastre, uno de los peores en la historia del país, sigue generando dolor y busca respuestas que arrojen luz sobre los hechos y eviten que tragedias similares ocurran en el futuro.