Las marcas de las quemaduras son un recordatorio constante para Francisco del Toro, operador de la estación de bomberos de Matanzas, de aquel fatídico 5 de agosto en el que enfrentó uno de los incendios más devastadores que jamás había presenciado. A pesar de no estar de turno, Francisco respondió al llamado de emergencia y llegó a la zona industrial donde el fuego había engullido tanques de crudo con una capacidad de almacenamiento de 50,000 metros cúbicos. El recuerdo de ese día y su valiente lucha contra las llamas lo persigue hasta hoy.
Francisco, de 63 años, relata que el primer depósito comenzó a arder tras la caída de un rayo en la madrugada del 5 al 6 de agosto de 2022. A medida que llegaba a la escena, quedó impactado por la magnitud del incendio: «El humo, las llamas, nunca había visto un incendio de esa magnitud», recuerda. Junto a las fuerzas especializadas cubanas y la colaboración de expertos de México y Venezuela, luchó durante una semana para extinguir completamente las llamas que habían consumido los tanques.
Sin embargo, Francisco confiesa que subestimó la gravedad de la situación en un principio. Pensó que sería un fuego normal que podría apagar rápidamente, pero una explosión inesperada cambió todo. En medio del caos, se dio cuenta de que su camiseta estaba ardiendo y sufrió quemaduras en su espalda y codos. A pesar del peligro, logró encontrar una salida y reunió al resto de los bomberos y la ambulancia.
El recuerdo de aquellos momentos sigue vívido en la memoria de Francisco. El impacto de la explosión y la preocupación por sus colegas lo dejaron conmocionado. A pesar de su experiencia traumática, Francisco no cede ante el miedo. Como operador de un carro cisterna y una vida dedicada a los bomberos, se considera afortunado y valiente. «Me gusta lo que hago, por lo que el miedo no es una opción», recalca con determinación.
El incendio de la zona industrial de Matanzas en agosto de 2022 fue un desastre de proporciones históricas en Cuba, dejando a su paso 17 víctimas mortales, incluidos jóvenes inexpertos que cumplían el servicio militar. Aunque ninguna investigación oficial ha esclarecido por completo lo sucedido, la valentía y sacrificio de bomberos como Francisco del Toro son un recordatorio de la dedicación y coraje que enfrentan en situaciones de emergencia.
Hoy, Francisco continúa con su vida, marcada por la lección aprendida en aquellos días oscuros. Su determinación y pasión por su labor prevalecen a pesar de los desafíos y las adversidades. Su historia es un tributo a todos los héroes anónimos que arriesgan sus vidas para proteger a los demás y un recordatorio del poder humano de sobreponerse a la adversidad.