En medio de un panorama económico desafiante, los cubanos han alzado su voz ante la creciente inquietud causada por la subida de precios en las tiendas en MLC (Moneda Libremente Convertible). La insatisfacción y la preocupación se manifiestan a través de comentarios y declaraciones que reflejan la realidad cotidiana que enfrenta la población en un contexto de incremento de costos y dificultades financieras.
Uno de los ciudadanos, expresando un sentimiento compartido por muchos, lamentó la ausencia de discusión por parte de los dirigentes sobre estos precios. Señaló que estos productos están valorados en una moneda que el pueblo cubano no maneja, lo que agudiza la percepción de desigualdad en el acceso a bienes esenciales. Además, se puso de manifiesto el proceso complicado de adquisición de MLC, que implica recurrir al mercado informal para obtener dólares a una tasa que supera los 220 por unidad. Este proceso de conversión monetaria, en última instancia, aumenta significativamente el costo real de la vida.
En el céntrico Centro de Negocios de Playa, La Habana, los cubanos han experimentado directamente la subida de precios en productos esenciales. Por ejemplo, en este contexto, un kilogramo de queso Presidente alcanza los 12 MLC, mientras que el pollo entero deshuesado se cotiza en 11.25 MLC. La carne magra presenta un costo de 16.35 MLC, y la carne de res se sitúa en 12.25 MLC. Sin embargo, algunos productos como la unidad de queso crema y el pollo entero ofrecen opciones más accesibles a 4.60 y 5.13 MLC, respectivamente. Estos valores han suscitado comentarios de incredulidad y comparativas con mercados internacionales.
La voz de la población se hace eco en plataformas en línea, donde los cubanos comparten sus opiniones y reacciones. La falta de intervención gubernamental en relación a los precios es objeto de críticas, con declaraciones que enfatizan la insensibilidad hacia la difícil situación económica: «abusivo y le importa un carajo al gobierno los precios», señala un comentario. La discrepancia entre los dirigentes y el pueblo es evidente, y se percibe una desconexión en la percepción de la realidad cotidiana.
Además, se destaca la desigualdad en el acceso a bienes y servicios, donde algunos privilegiados cuentan con opciones que la mayoría no puede disfrutar. Esto se refleja en los comentarios que critican la actitud de las élites: «Qué abuso para el cubano de a pie. Los ‘panzús’ y su camarilla lo tienen todo en su casa y no pagan nada». Estas declaraciones resaltan la sensación de injusticia y la necesidad de abordar la brecha económica.
En este contexto de preocupación generalizada, los jubilados también expresan su descontento y frustración. Para ellos, el desafío económico es aún más agudo, y las palabras de una jubilada reflejan la dificultad de sobrellevar los costos de la vida: «Yo por supuesto con 1663 pesos qué voy a comprar si no me alcanza para la medicina». Esta expresión resalta las difíciles decisiones que muchos cubanos se ven obligados a tomar en su día a día.